El diario El Telégrafo fue la primera empresa en inscribirse en la Superintendencia de Compañías
El diario El Telégrafo fue la primera empresa en inscribirse en la Superintendencia de Compañías (imagen:ojoalahoja.com -)

La primera edición de diario El Telégrafo salió a las calles el 16 de febrero de 1884, pero recién 37 años más tarde, en 1921, este medio se convirtió en la primera empresa en registrarse en la Superintendencia de Compañías en Guayaquil, según consta en los registros de este organismo.

El diario El Telégrafo fue la primera empresa en inscribirse en la Superintendencia de Compañías
El diario El Telégrafo fue la primera empresa en inscribirse en la Superintendencia de Compañías (imagen:ojoalahoja.com -)

El fundador, de esta, una de las empresas más antiguas de Guayaquil, fue el empresario Juan Murillo Miró, que en esa época había llegado de España y decidió fundar el rotativo.

Según su página web, El Telégrafo tiene ese nombre como homenaje a esa nueva tecnología de las comunicaciones, el servicio telegráfico, que acababa de instalarse en el Ecuador en 1884.

Historia de El Telégrafo

Después de dos años de haber sido inaugurado, en 1886, el diario más antiguo del país fue clausurado por el gobierno del presidente  José María Caamaño. Este acto, reseña la agencia Andes, se dio debido al fusilamiento del jefe liberal Nicolás Infante Díaz, que motivó al rechazo inmediato del diario, el cual emitió un comunicado que se publicó en 1885. Esto provocó que los guayaquileños  suscribieran un documento de protestas impreso en el diario y que fuera publicado como hoja volante con varia firmas, según Andes.

Tuvieron que pasar 10 años para que esta fuente de información abriera sus puertas nuevamente durante la Revolución Alfarista. Después de un tiempo, el empresario José Abel Castillo compró las acciones de la empresa.

La primera casa de El Telégrafo fue en el centro de Guayaquil (en 10 de Agosto y Boyacá)
La primera casa de El Telégrafo fue en el centro de Guayaquil (en 10 de Agosto y Boyacá) (imagen: quitopress.com -)

Segunda etapa de El Telégrafo

En esta segunda etapa, el diario se afianzó a nivel nacional, y en 1923 estrenó su primera casa en el centro de Guayaquil (en 10 de Agosto y Boyacá) y adquirió la primera rotativa del país, cuya operación empezó en 1926.

Pero un año antes, el 15 de noviembre, durante el gobierno liberal de Luis Tamayo, centenares de obreros fueron asesinados en las calles de Guayaquil, y este rotativo asumió las protestas y llenó sus páginas con denuncias hacía el ese entonces régimen, según El Telégrafo, y como consecuencia, Castillo se refugió en Alemania y su hijo José Santiago tomó la directiva del matutino.

Después de cinco años, Abel Castillo regresó al país y retomó la dirección del periódico con la ayuda de sus hijos. Sin embargo, en 1940, Santiago Castillo asumió completamente la dirección de El Telégrafo.  Durante esta administración, el diario adquirió los servicios de agencias de noticias extranjeras, además de publicar fotografías aéreas del país.

Cuando murió José Abel en 1949, se distribuyeron las acciones de la empresa entre sus hijos y nietos. Según la revista Vistazo, todos los Castillo tenían alguna vena literaria o intelectual, pero no estaban tan interesados en manejar el diario. Quien decidió tomar la batuta fue José Santiago, quien asumió la dirección y gerencia del medio, y durante su administración se adquirió la rotativa Printmaster Hoe, que se puso en funcionamiento por los 75 años del periódico, en 1956.

Tercera etapa de El Telégrafo

Con el pasar de los años, el diario empezó a tener problemas económicos y su director ya había envejecido, por lo que se les hacía más difícil a los Castillo ponerse de acuerdo para tomar decisiones empresariales que les permitiera salir a flote, asegura Vistazo.

En 1986, la familia Antón adquirió el periódico y nombró como director al periodista Xavier Benedetti, etapa en la cual varios medios atribuyen el declive del rotativo. A finales de 1999 e inicio del 2000, pasó a manos del banquero Fernando Aspiazu Seminario, luego, el diario pasó a la Agencia de Garantías de Depósitos (AGD) para cubrir las deudas que lo aquejaban.

En 2007, el Estado ecuatoriano asumió El Telégrafo y lo declaró como el primer diario público, con un enfoque y concepto ciudadano.

Ya en julio del 2010, El Telégrafo C.A. tomó el nombre de Editores Nacionales Gráficos (Editogran) Sociedad Anónima, que sería la encargada de imprimir el El Telégrafo, PP El Verdadero -un diario de corte popular- y algunas revistas y periódicos institucionales estatales, según una nota de Radiocolosal.com.

El Telégrafo está considera entre los mejores ocho medios impresos de Latinoamérica por la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias, con sede en Alemania.

Artículo anteriorCurso de e-commerce y marketing digital
Artículo siguienteLo que aprendes del Guillermo del Toro emprendedor