El minimalismo, los negocios y las finanzas están intrínsecamente relacionadas por su constante búsqueda de utilizar lo necesario y ejecutarlo a la perfección.
Pero ¿qué es ser minimalista? Es una tendencia que reduce todo a lo esencial, lo justo y necesario. Sin exageraciones y cosas innecesarias. Es decir utilizar las cosas básicas para que algo funcione. Esta marca está presente en casi todos los ámbitos; la arquitectura, en la moda, los video juegos, la tecnología e incluso los negocios.
Claro no siempre es utilizada porque no todos gustan de la sencillez. Pero es un sello que siempre funciona, apostar por lo necesario y no por lo exuberante, porque a veces lo que mucho promete, poco dura.
Así que si tienes en mente iniciar tu emprendimiento y tienes muchas ideas, recuerda que muchas veces menos es más. Empieza por ofrecer un producto que brinde lo que tu grupo objetivo necesite. Siempre mira tu producto como una consumidora, más no como la vendedora. Pregúntate si estás ofreciendo lo necesario y si tu lo comprarías. Por ejemplo; si tu negocio es sobre vender postres, limítate en un comienzo a vender solo eso, no te lances de lleno al campo de la comida. Puede que seas excelente en la cocina, pero primero debes tantear el mercado y a raíz de eso podrás ir abriéndote paso y ofrecer una amplia gama, desde postres hasta platos fuertes.
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Origen del minimalismo
El minimalismo es muy utilizado en el diseño por la reducción de ruidos y elementos innecesarios, resaltando lo necesario. El arquitecto Ludwig Mies Van Der expresó sus primeras ideas sobre la naturaleza de formas que nos rodean y que usamos para construir. Sus trabajos y diseños siempre se basaron en el uso de materiales y estructuras lineales para expresar un trabajo universal, algo que todos pudieran entender. Todo lo opuesto por ejemplo a la arquitectura barroca o romana, llena de arcos y protuberancias, nada lineal. En la década del 70 el minimalismo se convierte en una forma innovadora combatiente a los estilos recargados de la época (pop art).
