Jardines de la Esperanza (imagen:guayaquil.olx.com.ec)
Jardines de la Esperanza (imagen:guayaquil.olx.com.ec)

Tener como emprendimiento un cementerio en 1977 no fue nada fácil para Aurelio Carrera del Río (†), creador de Jardines de la Esperanza, asegura su hijo Andrés Carrión Licht, Ingeniero Comercial,  quien está a cargo de este campo santo desde hace más de 20 años.

Andrés Carrión, Presidente de Jardines de la Esperanza
Andrés Carrión, Presidente de Jardines de la Esperanza

“Se podría decir que soy la segunda generación de funerario”, cuenta Carrera de 50 años, quien además está estudiando una Maestría en Consejería Familiar. Recuerda que su padre- que era abogado- adquirió el terrero como forma de pago de un juicio, pero no sabía qué hacer con el hasta que conoció a una persona que trabaja en un cementerio en Medellín, Colombia, que los ayudó crear Jardines de la Esperanza hace más de 35 años.

“Al inicio fue muy difícil,  porque las personas no querían hablar al respecto (acerca de la muerte) ahora ya es normal que una persona busque este tipo de servicio. Era muy complicado hablar del tema y vender, muchas veces nos tiraban la puerta en la cara”, asegura Carrera, pero poco a poco el negocio fue cambiando y se fueron introduciendo en el mercado.

En este emprendimiento ecuatoriano iniciaron 14 personas: 10 vendedores y 4 en la parte administrativa. Para preparar a los vendedores vino personal de Colombia para enseñarles como se debe hablar para poder vender. Actualmente trabajan 300.

Cuenta que la venta inició, y sigue siendo, puerta a puerta, porque se necesita a la familia y muchas veces se tiene que “matar” a alguien para ejemplificar la necesidad de adquirir este servicio. “Porque antes se pensaba que se llamaba a la muerte si se compraba”, recuerda Carrión.

Jardines de la Esperanza (imagen:guayaquil.olx.com.ec)
Jardines de la Esperanza (imagen:guayaquil.olx.com.ec)

Está seguro que el servicio que ofrece es de gran ayuda para las personas, porque les permitirle prever lo que va a suceder en cualquier momento, y su mensaje siempre ha sido: “Esto va a suceder y cuando suceda tienes muchas cosas en que pensar, desde como transportar el cuerpo, los trámites legales, los cofres, los niños, pero con estos servicios ya tienes arreglado la situación económica, de manera que esta sea una cosa menos en que pensar”

Además de ofrecer todos los servicios, recientemente ha implementando la Unidad de Duelo, en la cual trabajan con las personas que están en duelo para que puedan salir de ese dolor, pasando por todas las etapas con especialistas. “Esto antes no existía, porque trabajamos con el fallecido y el prever la parte económica, pero ahora también queremos ayudar a salir del problema emocional”, asegura Carrión.

Como parte de la preparación y conocimiento que adquirieron de los dueños de un cementerio en Medellín, fue que después de los 25 años  estos se vuelve viejos y hay que encontrar maneras de mantenerlo moderno. Por este fue que también decidieron hacer el cementerio mixto, que consiste en parte de parque y otra parte con edificios que contienen bóvedas.

Además en 2010 crearon otro cementerio en Milagro, he implementaron el servicio de previa excequial en pueblos pequeños, que consiste en  pagar $2,50 al mes hasta el día que lo vaya a utilizar.  Esto permite que las personas de bajos recursos puedan acceder a una seguridad de que se lo va atender el día que fallezca.

Carrión está consciente de que tiene que ir cambiando a medida que el mercado lo hace, y por eso como una de las metas que tienen es que el servicio de cremación sea uno de sus puntos fuertes. Esto es porque sabe en qué algún momento la tierra ya no alcanzará y no habrá espacio, entonces por eso la necesidad de crear otras fuentes de ingreso. Por eso también tiene la sucursal de Lord Guau en Guayaquil, en la cual implementará un cementerio para mascotas.

Parque de Jardines de la Esperanza (imagen:guayas.quebarato.com.ec )
Parque de Jardines de la Esperanza (imagen:guayas.quebarato.com.ec )

Cuenta que este negocio es desafiante y que todos los días aprende algo nuevo, porque manejar 300 personas no es tarea fácil. Pero también reconoce que algo muy difícil es cuando un amigo o familiar muere y le toca asumir el rol de funerario.

Durante todo el tiempo que ha estado al frente de Jardines de la Esperanza ha aprendido algunas lecciones: Cuando el negocio anda bien hay que ser más cautos, en todo negocio siempre hay algo nuevo, hay que cambiar para poder estar dentro del mercado, no negarse a las nuevas tecnologías y aceptar que hay personas que tienen mejores ideas que uno.

Cree que para poder mantenerse hay que ser determinado y ordenado, porque las cosas no son fáciles y para lograrlas hay que trabajarlas.

 

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