errores al innovar

Innovar es la clave para mantener la competitividad en el mercado. Una empresa que se limita a vender un producto o servicio con las mismas cualidades de hace cinco años, posiblemente encontrará dificultades a la hora de enfrentarse con nuevos rivales que ofrecen el mismo producto, pero con otros valores agregados.

Sin embargo, innovar no está exento de equivocaciones. Es más, un error en su implementación puede costarle a la empresa clientes potenciales, por no hablar de dinero y reputación. (Leer: Enemigos de la innovación).

Gijs van Wulfen, fundador del método de innovación FORTH, detectó algunos errores que se repiten al momento de innovar en cualquier empresa. En el portal InnovationManagement.se, van Wulfen enlistó las seis manera de cometer “suicidio” a través de la supuesta innovación, y cómo evitarlas. A continuación te los presentamos:

6 errores al innovar en la empresa

errores al innovar
Gijs van Wulfen, fundador del método de innovación FORTH.

Comenzar sin una necesidad de negocio. Van Wulfen manifiesta que todas las personas estamos atrapadas en nuestros hábitos diarios (leemos las mismas revistas, manejamos los mismos autos, etc), y la única razón que nos lleva a cambiarlos es cuando encontramos una solución simple y atractiva que satisfaga mejor nuestras necesidades. Lo mismo ocurre en las empresas: se debe innovar cuando encontramos alguna necesidad que buscan nuestros clientes, porque así sabremos que dicha estrategia funcionará.

Nombrar un innovador. Aunque parezca la medida más razonable, no lo es. Innovar no es lo mismo que inventar; la diferencia es que el segundo lo puede realizar una persona por su cuenta, pero la innovación requiere de diversas cabezas. Al momento que elijas un innovador, correrás el riesgo de que todo el mundo se incline hacia atrás y que esperen a que el responsable nombrado comience a elaborar innovaciones.

Comenzar con nuestra idea. Innovar no sólo se trata de hacer realidad nuestras ideas, sino de obtener las más adecuadas para ponerlas en práctica. Es cierto que nos podemos enamorar de nuestras ideas, pero por desgracia, el amor es ciego, y según el fenómeno psicológico de la percepción selectiva, tendremos a ver sólo los puntos positivos de nuestra propuesta sin ver más allá de otras. Lo único que lograremos con eso es desaprovechar ideas más potenciales que contribuirán a nuestro negocio.

Apostar por una idea. Van Wulfen pone en énfasis lo siguiente: “Por cada siete ideas para un nuevo producto, cuatro llegan a la etapa de desarrollo, una o dos se ponen en marcha, y solo una tiene éxito”. [R. Cooper (2005), Liderazgo producto. New York: Basic Books]. Por eso, nunca se debe apostar por una sola idea.

Comenzar con una sesión de lluvia de ideas. Por otro lado, Van Wulfen  critica la lluvia de ideas al considerarla negativa, pero no tanto por su puesta en marcha, sino por quienes intervienen. “Se podría pensar que el problema es su incapacidad para generar nuevas ideas. Pero sería un error. El problema es su incapacidad para dejar de lado las ideas antiguas”, menciona.

Comenzar por dejar de lado a los clientes. La innovación efectiva es todo acerca de cómo las nuevas ideas ofrecen soluciones simples para problemas o necesidades de los clientes. Sin embargo, no se debe ir en busca de lo que el cliente quiere, pues los clientes no siempre son capaces de expresar sus necesidades. Se debe comenzar por explorar los posibles problemas de ellos. Si no se lo hace, la innovación te conducirá a un callejón sin salida. (Leer también: Lean Canvas, un mapa para los emprendedores).

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