Diana Ávila Stagg.
Diana Ávila Stagg.
Diana Ávila Stagg.
Diana Ávila Stagg cuenta haberse encontrado con la famosa modelo de Victoria Secret, Heidi Klum, con quien tuvo una plática acerca del mundo del maquillaje.

Cuando era pequeña, Diana Ávila Stagg cometió aquella travesura que hacen la mayoría de las niñas: jugar con el maquillaje de su mamá. Pero en ella no fue una simple chiquillada, sino sus primeros pasos para convertirse en lo que es hoy, una emprendedora sobresaliente en Estados Unidos y Ecuador, que con su marca de cosméticos, Voraus By Diana Ávila Stagg, se dedica a maquillar profesionalmente, a dictar cursos sobre este arte y a asesorar chicas de varias nacionalidades sobre maquillaje a través de su blog.

A medida de que Diana creció, en una calurosa casa de Guayaquil, descubrió en el maquillaje un pasatiempo que de a poco se convirtió en profesión. A sus 18 años, ya tenía algunas clientas fijas, entre ellas, sus compañeras de colegio, amigas de su mamá y conocidas de estas personas.

Diana asegura que fue una autodidacta del maquillaje desde los 15 años, al buscar tutoriales en internet, leer libros, practicar con sus allegadas e incluso, aprender sobre las facciones de morfológicas, un interés que heredó de su padre, quien es médico.

Mientras esta emprendedora estudiaba Derecho en la Universidad Católica de Guayaquil, combinó su pasión por el maquillaje con actividades  alternas como el diseño de bikinis y la elaboración de lámparas. Así reunió ganancias para hacer dos cursos de maquillaje y, poco después de recibir su birrete de graduación y de descubrir que el maquillaje era el negocio de su vida, a los 24 años se mudó a Miami para especializarse en reconocidas casas de belleza: Mac Cosmetics, Sephora, Elf Cosmetics, Coastal Scents, BH Cosmetics, entre otras. Hasta hoy, algunas de ellas le piden que pruebe productos antes de que salgan al mercado.

Diana asegura que es una de las pioneras de los cursos de automaquillaje en Estados Unidos, es decir, los que enseñan a maquillarse a una misma, tomando en cuenta la pigmentación de la persona, estructura de su rostro y tipo de piel.

Revela que para promocionar sus clases, salía a la calle y dejaba volantes en todos los lugares que podía, y cuando comenzaron a llamarla daba cursos gratis, luego cobraba 25 dólares y finalmente hoy el costo de sus sesiones puede alcanzar los 300 dólares. Tiene, aproximadamente, 10 alumnas a la semana, a quienes les da clases individuales en sus casas.

 

Diana Ávila Stagg
Diana Ávila Stagg

 

Diana cuenta que hace diez meses estrenó su blog, en el que asesora a sus lectoras, la mayoría ecuatorianas, quienes le insistieron que ofreciera cursos en línea o visitara Ecuador para dictarlos acá. Por estos días ha podido cumplir esas peticiones, al compartir sus conocimientos no solo en Guayaquil, sino también en Quito, Salinas y, posiblemente, Cuenca.

Hasta la actualidad, Diana Ávila Stagg juega a imaginar el maquillaje que le haría a una persona que recién conoce o que ve en la calle. El maquillaje es su pasión, ingrediente que ha sido clave para sobresalir en su negocio, junto a la perseverancia, paciencia y que supo adaptarse a un país que combina culturas, pues ha maquillado desde estadounidenses hasta pakistanís y afganas con su burka.

“Cuando haces tus horarios en la computadora y te das cuenta de que ya no tienes tiempo, que no le puedes dar cita a una persona; en ese momento te preguntas en tu cabeza: ¿En qué momento avanzó tanto el negocio?”, concluye ella con emoción, pensando también en que este año planea inaugurar un estudio con sucursales en Estados Unidos y Ecuador.

Artículo anteriorLas mujeres emprendedoras, en desventaja
Artículo siguienteTipología del emprendedor