Bic

Como dirían popularmente: ‘Quien no ha tenido un bolígrafo Bic, no ha tenido infancia’. O mejor dicho: ‘Quien no ha tenido un accesorio Bic, no vive en el mundo actual’. Aunque parezcan un poco exageradas ambas frases, no hay que quitarle lo cierto alrededor de ellas; ya que Bic es reconocido a nivel mundial por elaborar, principalmente, accesorios de escritorio.

Pero, ¿sabías que Bic fue la pionera en producir bolígrafos a un costo totalmente bajo, en comparación a los otros existentes? A continuación te presentamos la historia de este gran emprendimiento que impidió que el acceso a un bolígrafo sea exclusivo para una élite pudiente.

La historia de Bic

Marcel Bich es el creador de Bic, la compañía encargada de producir los bolígrafos que conocemos en la actualidad. Su gran visón innovadora le permitió extender a nivel mundial el invento del austriaco Friedrich Schaechter (el bolígrafo). En otras palabras, convirtió al bolígrafo en una herramienta totalmente asequible para la sociedad.

Este interés por los accesorios de oficina tuvo sus inicios en 1934, cuando el joven Bich era un trabajador más en una empresa de artículos de oficina. Cinco años más tarde, se convirtió en el director de dicha empresa.

Pero tras la Segunda Guerra Mundial en 1945, que dejó a ciertos sectores del mundo en una gran depresión económica, Marcel Bich decide emprender un negocio junto a Edouard Buffard. Dicho emprendimiento consistió en producir partes para plumas fuente y lapiceros. Adquiriendo una fábrica desocupada cerca de Paris, Francia, ambos comenzaron el negocio.

Bic
Marcel Bich, creador de los bolígrafos Bic.

El gran potencial que percibieron con la venta de bolígrafos y la visión innovadora de Bich, influyeron para que la empresa creara un nuevo producto: el bolígrafo ‘BIC’. Este nuevo accesorio tenía una punta que regulaba el flujo de tinta y permitía escribir hasta 3 mil metros de palabras; por lo que fue un éxito rotundo en Europa en la década del 50.

Sin embargo, lo que más sorprendió de este producto –a más de su elemento innovador- fue su precio. Bich abarató los precios del bolígrafo, pasando de los 100 dólares iniciales de los años 40, a venderlos entre cuatro a cinco dólares. Todo ello gracias al uso de materiales más ligeros y muchos más asequibles que, obviamente, permitieron abaratar los costos de producción.

Su producción inicial fue de 10 mil unidades diarias, para que en tres años creciera hasta las 250 mil unidades por día.

A más de los bolígrafos, la empresa comenzó a fabricar cuchillas de afeitar y encendedores. Objetos que, al igual que los bolígrafos, son productos desechables y económicos.

Marcel Bich falleció en 1994. Pero se fue dejando un legado en este mercado: vendiendo 15 millones de bolígrafos diarios, creando productos innovadores de oficina y, lo más importante, haciéndolos asequibles a la sociedad.

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