El éxito o fracaso que tengas al crear un negocio se reducirá a los tipos de hábitos que incorpores en tu vida diaria. Si sigues las costumbres de los emprendedores más exitosos, podrás aumentar tus posibilidades de convertirte en uno tú mismo. Las buenas prácticas personales que pueden impactar a tu empresa incluyen el comer bien, ahorrar y cumplir con tus obligaciones fiscales.
Por su parte, entre los buenos hábitos de trabajo se destacan hacer buen networking, mantener frescos los contactos de trabajo y aprender a delegar. Hay cientos de buenas costumbres que forman un negocio exitoso, pero desafortunadamente hay algunos malos hábitos que están tan integrados en los emprendedores que son difíciles de aniquilar.
Aquí están estas prácticas que debes reducir si no quieres aniquilar la prosperidad de tu marca:
1. Poner atención a las historias, no a los hechos
Hace dos semanas le dijiste a tu vendedor que sus números no eran suficientes y que debía esforzarse un poco más.
Desde entonces, esta persona no ha asistido a tus juntas de ventas semanales. La historia que te cuentas en tu cabeza es que está enojada, probablemente buscando empleo en otra parte. Te convences a ti mismo que ya no le importan las juntas porque va a dejar la empresa.
La realidad, probablemente, es muy diferente. Los hechos son que tú le dijiste que tiene que mejorar su desempeño y no ha asistido a dos juntas semanales. Es muy sencillo confundir las historias que nos contamos a nosotros mismos con lo hechos verdaderos de una situación.
Las historias crean emociones, lo que nos lleva a reaccionar y esas reacciones están basadas en conclusiones que hacemos de inferencias típicamente falsas. Un líder efectivo debe dejar de «contarse cuentos» a sí mismo y en su lugar, separar los hechos de las ideas que construye en su cabeza.
2. Solo creer en lo que crees
En muchas ocasiones, tus creencias fueron implantadas por otras personas a lo largo de tu vida. Construir un negocio requiere ser capaz de innovar, lo que implica cuestionar todo en lo que crees.
Steve Jobs no creía que un teléfono solo debía funcionar como un teléfono. Pensaba que podía funcionar como una computadora, una cámara y un reproductor de música. Y nació el iPhone.
Una de las cosas más complicadas de hacer es romper el viejo hábito de aceptar todo aquello que te han enseñado a creer durante toda tu vida. Si no puedes romper esta mala costumbre, no podrás llevar a tu empresa a siguiente nivel.
3. Ignorar la crítica
Se necesita un ego saludable para construir un imperio. Para lograr tener una mega corporación, debes creer que puedes ser, hacer y tener todo lo que te propongas.
No obstante, uno de los hábitos más difíciles de romper es creer que eres mejor de lo que realmente eres. Es fácil revertirse a los viejos hábitos y defender el honor del “increíble negocio” que has construido cuando un empleado o cliente te dice que tu producto, servicio o actitud apestan.
Tienes 500 grandes reseñas de clientes y una que es terrible. Es muy sencillo ignorar ese mal comentario, pero si eres humilde, lo más probable es que te ayude a crecer mucho más que las otras 499 alabanzas.