dejas el trabajo

Renunciar al trabajo no es una decisión tan fácil. Aunque las razones para hacerlo sean las más apropiadas de acuerdo a nuestra visión, la culpa siempre llega por distintas causas: la empresa ha sido buena contigo, la relación entre compañeros de trabajo es excelente, temes que el otro empleo no llene tus expectativas, etc.

Inevitablemente, estas dudas siempre estarán (a menos que la renuncia haya sido por cuestiones negativas), pero no deben nublar nuestra mente y perjudicar nuestras decisiones.

El portal web The Muse, a través de Mashable, detalló una serie de razones por las cuales no debes sentirte culpables si dejas el trabajo; cuatro consejos que todo emprendedor, que atraviesa estas situaciones, necesita comprender.

Leer también: Evita la renuncia de un empleado.

4 razones para no sentirte culpable si dejas el trabajo

dejas el trabajo

  1. Se espera que un profesional se desarrolle y crezca. Todo emprendedor busca crecer en su profesión. Las expectativas para cada uno pueden variar, pero la meta es cumplir con todos los desafíos que nos propongamos para seguir desarrollando nuestras habilidades
  1. Si fuera al revés, probablemente la compañía no se sienta culpable. No queremos mostrar a las empresas como unos viles ogros, pero la realidad es que todo este panorama son negocios, y como tal, los riesgos deben asumirse para mejorar. Piénsalo, si la compañía en la que trabajas llega a tener problemas de presupuesto y necesita recortar personal, ellos no dudarían en hacerlo (aunque se sientan mal por sus trabajadores).
  1. Si no tienes culpa, le haces un favor a ti y a la empresa. Hay personas que no renuncian pensando en el “bienestar” de la compañía, por decirlo así. Con frases como “la empresa no funcionará sin mí”, muchos trabajadores permanecen en sus puestos de trabajo y rechazan otras ofertas. Pero estas decisiones tiene una mal: el empleado va a estar frustrado y no rendirá lo suficiente, haciendo un daño a la empresa al mismo tiempo. Por eso, si te decides y no sientes culpa, estarás haciéndole un favor a la empresa (en cuestiones de productividad) y a ti.
  1. La culpa destruirá tu alegría en tus últimas semanas de trabajo. En lugar de sentirte frustrado por tu partida, disfruta las últimas semanas de trabajo. Pon lo mejor de ti y no dejes que esa sensación de culpa interrumpa tu labor en los pocos días laborales que te quedan.
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