A la hora de crear una estrategia de marketing, tienen cabida dos clases de enfoque. Por un lado, están las estrategias push, que, como su nombre indica se basan en el concepto de “empuje”; y, por otro, las estrategias pull, relacionadas con la atracción del cliente a la marca.

A continuación te explicamos cuáles son las principales diferencias entre estrategias de push y pull marketing para que elijas cuál conviene a tu marca.

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En las campañas de push marketing es la propia empresa la que desea comunicar un mensaje comercial a los clientes, sin que estos deseen, en principio, adquirir el producto que se promociona.

Es decir que la marca persigue “empujar la venta”, pues las acciones puestas en marcha tienen el propósito de lograr que el consumidor adquiera el producto.

La gran ventaja del push marketing es que tiene un gran alcance pero, por el contrario, puede ser considerado intrusivo e inoportuno. Un ejemplo claro son los anuncios de televisión o radio que “interrumpen” al público mientras está viendo o escuchando un programa. Esta modalidad es muy utilizada cuando una marca desea dar a conocer un producto que no es conocido.

Mientras que las campañas de pull marketing contemplan las acciones dirigidas a comunicar y no tanto a “presionar” al consumidor para que adquiera determinado producto. Las marcas ya consolidadas pueden recurrir a estas estrategias; no tienen que empujar al consumidor, pues es este el que las busca.

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Entonces, “los consumidores que buscan activamente un producto establecen sus necesidades, y el vendedor presenta sus anuncios o productos en respuesta a la búsqueda del consumidor”, explica en su blog la agencia White Shark Media.

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