Querer emprender en algo siempre estuvo en la mente de Ana Isabel Moreno, de 38 años, y por cuestiones familiares tuvo que dejar la empresa donde laboraba hace 4 años aproximadamente.
Al poco tiempo, mientras veía televisión, pasaron un programa sobre la elaboración de jabones artesanales. “Me encantó desde que lo vi. Mostraron cómo lo hacían desde hace más de 200 años en las casas y dije que eso yo lo podía hacer”, recuerda Ana Isabel, fundadora de la tienda de jabones artesanales Anisa.
Con la idea de crear su emprendimiento ecuatoriano ya lista, decidió prepararse y capacitarse. Compró varios libros sobre la elaboración de jabones y sus componentes, además de recibir clases y capacitaciones en cursos en línea.
Pero antes de lanzar el producto probó diferentes fórmulas por un año para que la receta de la elaboración de su jabón fuera la ideal. También contó con la ayuda de una química que la asesoró con el cuidado de los materiales, los registros que se debe llevar, las mediciones y a pulir ciertos detalles.
Ana Isabel recuerda que realizó estudios con sus familiares y amigos, pero decidió participar en una feria para medir el verdadero grado de aceptación del público y cuenta que le fue mucho mejor de lo que esperaba, tanto que semanas después la llamaban a pedir más de sus productos.
Para la elaboración de sus jabones artesanales, utiliza aceites vegetales, manteca de cacao, aceites de canola, oliva, aguacate o girasol y a eso se le agrega otros componentes que le dan el olor y texturas como avenas y granos. Trabaja con productos locales, menos con las esencias, que las importa.
Cuenta que lo más importante, y por lo que sus clientes le siguen comprando, es que sus jabones no tienen químicos o persevantes y no se hacen con derivados de animales. Además son amigables con la piel, no causan alergia, e inclusive son buenos para las personas con piel delicada.
Hace los olores acorde a su gusto, pero también ha realizado pedidos de sus clientes que prefieren los dulces. Cuenta que antes de sacar una fragancia realiza varias pruebas, además de que deja el jabón una vez ya cortado en barras secándose por un mes, esto es para no someterlo al color y que se evaporen sus componentes.
Le gusta combinar diferentes esencias, como naranja con toronja, o eucalipto con limón. “Me gusta salir de lo convencional, aún así manteniendo los clásicos de siempre”, asegura, y estos son: hierbaluisa, frutos secos y especias, granola, almendra, miel salvaje y té blanco con jengibre. Tiene 15 fragancias por el momento.
Ella realiza los jabones artesanales en un taller que creó en su casa, el cual adaptó para realizar este tipo de trabajo, y cuenta con la ayuda de una asistente. Tiene una talla estándar que los vende en 5 dólares, pero para eventos especiales los corta por la mitad y los comercializa en 2 dólares con 60 centavos.
Cuenta con diferentes distribuidores como la tienda Gloss que está en Riocentro Ceibos, en el Spa Esteticare en Entre Ríos, en Hostal Manso, y en otros puntos de venta. Además de venderlos a través de su página web y redes sociales.
Cuenta que por el momento solo se especializará en la elaboración de jabón, pero también ha ofrecido otros productos como exfoliantes, de los cuales solo hace producciones pequeñas. Considera que no ha tenido obstáculos para crear Anisa, pero sí reconoce que ha trabajado muy duro para hacer crecer a su emprendimiento ecuatoriano.