Joven Emprendedora
La joven emprendedora que hace que los niños amen la lectura

La lectura es uno de los puntos más importantes en un estudiante, ya que de esta manera logra desarrollar la creatividad, la comprensión, la buena ortografía incluso la gramática. Esto y más es lo que impulso a esta joven emprendedora a impartir este amor por la lectura a más niños y jóvenes.

Expertos afirman que la infancia es una etapa crucial en el aprendizaje y sobre todo para desarrollar el gusto por la lectura. Y a pesar de solo tener 13 años, Luna Contreras, agente de cambio y apasionada por los libros, ha entendido esto a la perfección. Desde los seis años, Luna ayuda a otras niñas y niños de Colima a amar los libros, entender su contenido e incluso a aprender a leer.

Su amor por los libros comenzó gracias a su mamá y su abuelo, quienes le leían desde pequeña. Además de ello, su mamá asiste a jornadas de promoción de lectura. Desde sus seis años de edad, Luna era llevada a estos clubes donde tenía la oportunidad de dirigir talleres y contar cuentos. Aquí descubrió que también había otros niños que amaban la lectura y que no estaba sola con su pasión.

Un poco de historia de la joven emprendedora.

“Mi mamá tuvo la oportunidad de tener un paralibros y yo siempre la acompañaba. Ella me dio la oportunidad de dirigir talleres y contar cuentos. La acompañaba a sus jornadas de lectura y me di cuenta que había todavía más niños que les gustaba la lectura tanto como a mi. Me di cuenta que no solo era yo, me sentí acompañada”, indica la joven.

A pesar de que encontró a otros niños que compartían su amor por los libros, la realidad en su escuela fue muy diferente. Aquella joven emprendedora amante de la lectura sufrió de bullying por parte de sus compañeros de clase e incluso por sus profesores. Sus amigas y amigos comenzaron a excluirla de sus círculos sociales, le hacían comentarios hirientes e incluso llegaron a tirarle trabajos escolares.

Años después cambió de escuela, no obstante, el trato que recibía era el mismo. En esta nueva institución permaneció tres años hasta que volvió a su primer escuela. En ésta, esta pequeña agente de cambio no se sentía muy cómoda y aunque por un tiempo pensó que sus compañeros habían olvidado sus diferencias. Poco después retomaron las conductas de exclusión, los insultos y el acoso escolar. El daño fue tan grave que Luna requirió asistencia psicológica para afrontar esta fuerte etapa de su vida. Esta situación mejoró al entrar a la secundaria ya que encontró compañeros, profesores e incluso una directora que la apoyan.

“Todo esto fue muy fuerte. Intentamos ir con psicólogos y platiqué con mis tíos que son psicólogos también. Intenté pasar esta etapa. Ahora al entrar en la secundaria tengo compañeros diferentes, compañeros que me apoyan en esto. Los profesores e incluso la directora me apoyan. Y aunque aún es complicado sacarlo porque fueron seis años completos en los que sufrí mucho, ahora ya estoy tranquila sabiendo que estoy en una buena escuela”, indica.

Mientras pasaba por estos momentos difíciles, Luna estaba trabajando con el ayuntamiento de su localidad fomentando la lectura por medio de rifas de libros y dinámicas. Sin embargo, se dio cuenta que nunca había libros para niños y a estos los hacían a un lado. Su mamá y ella comenzaron con su proyecto de fomento a la lectura infantil, pero el gobierno local rechazó su propuesta debido a que otra persona presentó antes una iniciativa igual. A pesar de que el otro proyecto no tuvo éxito, sí logró detener momentáneamente los planes de Luna y su mamá.

Después, se dedicó a entender el porqué a los niños no les gusta leer y llegó a descubrir que en las escuelas y espacios de lectura no hay libros que les interesen, les gusten o que sean adecuados para su edad. En este momento Luna decidió cambiar esto.

“No es que no les interesan los libros a los niños, creo que no hay libros que digan -este libro me gusta- porque nunca les han preguntado que quieren leer.  Los adultos son los que van y escogen los libros pensando que esos son los que van a leer los niños. Jamás nos preguntan qué libros nos gustan. Por eso creo que a los niños no les gusta leer porque muchas veces no hay libros adecuados a su edad y a sus gustos”, indica la agente de cambio.

Bajo esta premisa, la joven emprendedora y su mamá fundan Luna Mar, una iniciativa que fomenta la lectura en los niños por medio de talleres de narración de cuentos e historias, e impulso de niñas y niños agentes de cambio en las escuelas que promuevan la lectura a sus compañeros y traten de tener un espacio de lectura más agradable en las escuelas.

Con el tiempo, Luna se  ha dado cuenta que leer tiene efectos positivos en la manera de hablar, en la confianza y en la apertura que tienen los niños para contar lo que sienten. “Hay un gran cambio en los niños cuando leen, porque aparte de que ya no son cerrados. Los libros les ayuden a decir -Me puedo abrir con las personas porque si les puedo contar sobre un libro les puedo contar lo que siento-. Pueden ir con más personas y saber que los van a escuchar. Hablan más, hablan más fluido y están tranquilos sabiendo que hay personas ahí para ellos. Para un niño es un gran cambio hasta en la forma en que se ve. Ya que está más sonriente y seguro de sí mismo”, indica la cofundadora de Luna Mar.

Fuente: WildEntrepreneur

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