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Guido Caicedo. (Imagen de: espae.espol.edu.ec)

De la misma forma en que lo hizo el director del IDE, Gabriel Rovayo, el especialista en emprendimientos Guido Caicedo indaga en la planeación de un negocio. Caicedo, con una reconocida trayectoria como docente en la Espol y la Espae, asegura que el proceso de planificación sirve para reducir el riesgo de salir al mercado, no para eliminarlo del todo. 

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Guido Caicedo. (Imagen de: espae.espol.edu.ec)

¿Cómo saber cuando un proyecto, en papel, está listo para ser lanzado al mercado real?

Un proyecto no necesita estar completado en papel para lanzarse al mercado real.  De hecho el proceso de planeación del negocio requiere un involucramiento directo con el mercado. Se necesita interactuar con los actores, los expertos, los potenciales clientes e incluso los competidores. A medida que se recopila información y se establece la red de contactos en el sector se va dando forma a al proyecto y a la vez se establecen las bases de la ejecución del negocio. De hecho, incluso puedo hacer pequeñas pruebas de un producto o servicio antes de lanzar el negocio en mayor escala. Las ideas de negocios mutan, se adaptan como resultado de la ejecución por lo que siempre hay que estar planeando y ejecutando. Al inicio se planea más y se ejecuta menos pero siempre se hacen las dos cosas. Todo el trabajo de planeación es un ejercicio de reducción de riesgo,  no de eliminación de riesgo.

¿Cuál es el primer paso para comenzar un emprendimiento que está listo en concepto?

No hay un primer paso claro. Depende del negocio, del mercado y los competidores. Desde el punto del emprendedor,  el primer paso es reservar las horas de tiempo necesarias para ir cumpliendo las metas.  De allí actuar y aprender.  No hay una regla sobre qué específicamente se debe hacer primero.

Suponiendo que las cosas no están saliendo como se planeaban ¿es válido hacer cambios para intentar corregir el rumbo o hay que mantenerse firme con la planificación?

Por supuesto.  Siempre hay que hacer cambios.  Difícilmente un negocio termina siendo igual que cuando se concibe. En lo que hay que mantenerse firme es en la misión de lo que se quiere hacer y los valores. Todo lo demás puede cambiar.

¿Cómo determinar los sectores a mejorar, cambiar o adaptar a la realidad?

Hay que estar alerta a los síntomas al arrancar el negocio. ¿Se puede cumplir los plazos y las metas de producción?   ¿Se está vendiendo lo esperado?   ¿Las estimaciones financieras son las correctas o comienza a haber problemas de flujo?  ¿Los empleados están rindiendo lo esperado?   ¿Uno está contento con lo que se está haciendo?  Cada negocio tiene distintas respuestas a estas preguntas.   De eso dependen los sectores a mejorar. Pero lo primero es medir lo que se está haciendo y los resultados para poder saber que es necesario corregir.

Podría recomendarnos una estrategia para consolidar un proyecto que está correcto teóricamente. Es decir, díganos qué le recomendaría a un emprendedor que tiene todo planeado para lanzar su producto o servicio.

Es poco probable que un proyecto se  pueda realizar tal como en el papel. Lo que hace la planificación es prepararnos mejor para iniciar, manejar el riesgo y aprender. Mi recomendación es arrancar pero dispuesto a corregir y aprender. Hay que pensar en grande y comenzar de a poco y estar alerta a las señales y decidir las acciones a corregir. Hay que recordar que la  planeación de un negocio es un ejercicio de reducción de riesgo,  no de eliminación de riesgo. La otra recomendación es buscar el mejor equipo de gente que pueda conseguir.  Son los que lo van a salvar en los momentos de crisis.

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