La crisis de la pandemia ha impactado de forma tan rápida y abrupta nuestro modelo de vida, que la consideración de administrar el tiempo en la forma como se había hecho durante los últimos cien años; cambio de forma radical. 

El coronavirus ha acelerado los procesos de transformación digital de las empresas y ha puesto el foco en la experiencia del cliente.

El modelo de relacionamiento con los clientes y los métodos de procesar las interacciones hizo que estas  fueran más productivas, flexibles, transparentes y estables. 

La forma de operar un negocio se convirtió en el pre-requisito para satisfacer la volatilidad del comportamiento de los consumidores y el  mercado.

Aspectos positivos

El aspecto positivo de este proceso es la caída de la barrera de que no se podía improvisar.

Es así como surgió una cultura mucho más fuerte para experimentar nuevos modelos de negocios, entre los consumidores, los reguladores y las organizaciones.

Lo que se aprendió de este proceso de adecuación para ajustarse a la crisis, va a impactar  profundamente el futuro de las empresas.

Este nuevo mundo ha proporcionado la oportunidad de capitalizar la agilidad con la que se ejecutó el cambio de las relaciones entre consumidores, empleados y proveedores.

La transformación digital puede dar la vuelta a la forma de llevar un negocio, optimizar los procesos de trabajo y mejorar la forma de gestionar la información de los clientes.

En estos tiempos difíciles, las compañías lo tienen claro: el momento de la transformación digital es ahora, no dentro de 10 años.

Fuente: revistamyt

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