Cristina Amador y Margarita Dueñas son las emprendedoras de Photobooth.
Cristina Amador y Margarita Dueñas son las emprendedoras de Photobooth.

Te encierras en una cabina que toma fotografías, posas ante una cámara sin inhibiciones y de forma instantánea obtienes imágenes impresas de tus cinco minutos de fama. Lo has visto en películas o series televisivas, y en la vida real, este negocio es común “afuera de los centros comerciales o donde sacas documentos”, dice Cristina Amador, quien junto a Margarita Dueñas tomaron esta idea de negocio y la mejoraron para fundar el 31 de julio de 2010 su propio emprendimiento: Photobooth.

Cristina Amador y Margarita Dueñas son las emprendedoras de Photobooth.
Cristina Amador y Margarita Dueñas son las emprendedoras de Photobooth.

“Soltera sin compromiso”, “Mi peor es nada”, “Amnesia total” o “Que vivan los novios” son algunas de las frases que se leen en innumerables carteles que alegran las sesiones fotográficas de Photobooth, servicio que funciona bajo contratación previa para eventos de todo tipo, como cumpleaños, bodas y, últimamente, actividades privadas empresariales.

En la actualidad, estas amigas cuentan con aproximadamente 135 sesiones de Photobooth realizadas y reservaciones hasta septiembre de este año.

Cuando las emprendedoras ofrecen su servicio llegan con las manos llenas: una carpa blanca desarmada de cuatro paredes que sirve como cabina, un equipo fotográfico especializado en imágenes de estudio y más de una maleta con centenares de accesorios, fondos y manualidades para decorar su espacio de trabajo.

Amador y Dueñas aclaran que no se trata de crear una escenografía como la de una obra teatral, sino un ambiente elegante y armonioso con colores acorde a los gustos del cliente. Entonces, cuando todo está listo, abren la cabina y vislumbran una larga fila de curiosos que desean experimentar Photobooth, así como también, algunas parejas o grupos de amigos que conocen perfectamente cómo funciona el servicio.

“Hay unos que dicen: ‘La ultima vez me tome con tal cosa, ahorita voy a hacer lo de acá’. La gente nos cuenta que tiene un álbum dedicado a las fotos de Photobooth, entonces, nos pide que tomemos una más y ya tienen convencidos a los novios de ‘tu haz esto’”, narra Dueñas.

Según las emprendedoras, Photobooth es como un suvenir que se llevan los asistentes y anfitriones de un evento, ya que estos se toman tres fotos con alocados accesorios y minutos después tienen la imagen impresa en sus manos, sin ningún costo.

 

Logo de Photobooth.
Logo de Photobooth. (Imagen de: Sitio oficial de Photobooth).

 

Una idea con futuro

Cuando Margarita Dueñas y Cristina Amador revisaban fotografías de bodas por internet en el 2010, entre su búsqueda sin rumbo fijo encontraron fotógrafos que, en un momento particular de la ceremonia, tomaban fotos a los invitados sobre una pared blanca: el foco imaginario se prendió sobre sus cabezas.

A las emprendedoras se les ocurrió implementar ese servicio en Ecuador, pero con el elemento diferenciador de los accesorios y manualidades acompañantes durante las sesiones de fotos: esto permitió que su idea de negocio fuera un éxito la primera vez que ofrecieron el servicio, y que poco a poco este se difundiera a través del boca a boca. “Nunca nos imaginamos el éxito que íbamos a tener, dice Amador.

La diversión, la calidad en el producto final y la recompensa son los principales ingredientes de este negocio: “Un trabajo que saca demasiadas sonrisas es gratificante”, confiesa Dueñas y agrega que luego de trabajar toda la noche, a veces reciben un mensaje de agradecimiento por parte del cliente; “esa retroalimentación la tenemos…”, y a Dueñas se le dibuja una sonrisa en el rostro mientras lo dice.

Artículo anteriorEl éxito de una filosofía orgánica
Artículo siguienteOtros créditos del Banco Nacional de Fomento