El 6 de diciembre de 2024 la Unión Europea y el Mercosur firmaron un acuerdo las negociaciones des Acuerdo de asociaciónque estaba en marcha desde el año 2000. Es común que este tipo de acuerdos comerciales se entiendan en términos de ganadores o perdedores, dependiendo de cómo se interpreten los términos resultantes. En esta ocasión, por el contrario, tendría más sentido hablar de ello. Retos y oportunidades.
Uno de los puntos más controvertidos es el impacto en los sectores agrícola y ganadero. Sólo en España, varias asociaciones ya han expresado abiertamente su oposición al acuerdo, argumentando que la actual normativa europea les impide competir en igualdad de condiciones con sus homólogos del Mercosur. Sin embargo, es necesario aclarar este punto.
En primer lugar, porque todos los productos agrícolas son importados. desde fuera de la unión europea Deben cumplir los mismos requisitos sanitarios y fitosanitarios que los productos fabricados en Europa. Aunque los exportadores de terceros países pueden utilizar pesticidas que no están autorizados en la UE, para ingresar al mercado de la UE deben proporcionar una evaluación científica que garantice que los niveles máximos de residuos son seguros para los consumidores. Además, en el caso concreto de la carne, los mataderos de los países exportadores deberán obtener previamente una certificación que asegure el cumplimiento de las normas europeas de seguridad alimentaria y sanidad animal. poder comercializar sus productos en la UE.
Entonces, ¿deberían los agricultores y ganaderos del Mercosur seguir los mismos estándares europeos al producir sus productos? La respuesta es no. Los países con climas cálidos y húmedos enfrentan plagas y problemas específicos que requieren el uso de pesticidas y técnicas que difieren de las de las regiones con climas más fríos y secos. Tampoco tendría sentido exigir a los países del Mercosur que introduzcan los mismos subsidios agrícolas que reciben los productores europeos, ni sería necesario que la recientemente adoptada Ley de Conservación de la Naturaleza de la UE cumpla con los estándares de protección de las especies de plantas nativas establecidos en la Ley Forestal de Brasil. . Se trata de contextos diferentes y requieren una legislación diferente.
Una vez aprobado el acuerdo, ¿Europa se verá inundada de productos agrícolas y animales del Mercosur? La respuesta también es negativa. Un estudio encargado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo liderado por la profesora María C. Latorre -coautora de este foro- estima que el comercio a través del acuerdo incrementaría el empleo y los salarios en sectores como el aceite de oliva, los lácteos y el vino. En estos dos últimos también la producción. Por otro lado, productos como las frutas, la carne de porcino o la vacuno podrían sufrir ligeros descensos en su producción, siendo el sector vacuno el más afectado, con una caída estimada del 1%.
Para proteger la ganadería europea, el acuerdo establece una cuota máxima para las importaciones de carne de vacuno y de aves del Mercosur, que está muy por debajo del nivel de las importaciones actuales. Esto significa que una vez que se alcance este límite, las importaciones adicionales seguirán estando sujetas a los aranceles y restricciones actuales, lo que limitará significativamente los cambios con respecto a la situación actual. Además, se establecerán mecanismos para que la UE suspenda temporalmente las preferencias arancelarias si un aumento de las importaciones causa o amenaza con causar un daño grave a los productores agrícolas europeos. Además, hay recursos de un fondo de compensación para apoyar a los ganaderos que podrían sufrir pérdidas por el aumento de las importaciones de carne del Mercosur.
En resumen: el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Mercosur ofrece oportunidades y desafíos. Si bien existen preocupaciones sobre el impacto de la competencia externa de algunos sectores agrícolas europeos, es importante señalar que el acuerdo contiene salvaguardias y mecanismos de compensación que pueden limitar los impactos negativos. En última instancia, el verdadero desafío es concretar los beneficios concretos que el acuerdo ofrece a la industria alimentaria en ambos lados del Atlántico.