Muchas veces, «comer rico» y «saludablemente» no se pueden pronunciar juntas en una sola oración. Pero gracias a su servicio de menús diarios y al catering de la empresa De Oliva, estas dos expresiones se han reconciliado para ofrecer a los comensales alimentos nutritivos y variados. Con más de cinco años en el mercado, Mercedes Patiño Balda, de 57 años, asesorada por a la nutricionista Gabriela Iturralde -su hija- ofrecen una propuesta alimenticia que no solo alimenta, sino que sacia estómagos saludablemente.
Pero antes de que Mercedes, la fundadora de De Oliva, estudiara gastronomía en el 2002, esta emprendedora se había graduado de arquitecta. A raíz de su divorcio fue que decidió matricularse en la Escuela de Chefs. “Siempre me gustó la cocina, me llena de satisfacción cocinarle a mi familia y a mis amigos”, comenta.
Cuando terminó su carrera de cocina, fue dando a conocer sus platillos con sus amigos, que luego empezaron a recomendar su comida. Por ese entonces, las voluntades se juntaron: Gabriela le propuso una idea que comenzó la vida de este emprendimiento ecuatoriano. “Me dijo que sus pacientes necesitaban alguien que les preparara la comida siguiendo las instrucciones de ella, entonces me dijo que yo la preparara, que ella me recomendaba”, recuerda.
Al principio, Mercedes avanzaba con su emprendimiento a paso lento pero seguro. No obstante, un día decidió darle más prioridad y fue ahí cuando se dijo que se metía de lleno en el negocio solo si sus hijos -Gabriela, Juan Sebastian y Doménica- la ayudaban. Y así ocurrió.
Esta emprendedora, que se especializó en un Congreso de Nutrición en Philadelphia, Estados Unidos, en 2007, sabe que el sabor que ofrece no es el mismo de una comida con grasa, pero esto lo ve como una ventaja: asegura que si se cuenta con las correctas mezclas y condimentos se puede obtener una comida más saludable y nutritiva que ayuda a mantener la salud, mientras se baja de peso. Ese es el valor agregado de su propuesta, que se ha popularizado con el tiempo.
“Cuando iniciamos solo entregábamos un almuerzo y a Samborondón. Entonces mi hijo lo iba a entregar”, recuerda Mercedes, quien ahora junto a seis repartidores distribuyen diariamente un aproximado de 120 almuerzos y 60 cenas a diferentes puntos de la ciudad.
Y el crecimiento de la demanda ha permitido a De Oliva aumentar su volumen empresarial. “Todas las compras, como de la cocina, las ollas grandes, un carro, los he hecho cuando ha crecido la demanda”, asegura la emprendedora, que invierte siempre sus utilidades en mejorar su negocio. Estima que alrededor de 80 mil dólares ha gastado hasta el momento, con las adecuaciones de la cocina, la compra de productos y el pago a empleados, que son 11 personas.
Consciente de que capacitarse la ayudó a mejorar, Mercedes también optó por hacer lo mismo con las personas que trabajan para ella. “He contratado a chefs para que nos enseñen acerca de cortes, maneras de guardar la comida, entre otras cosas”, asegura. Cree que una de sus ventajas es que cuenta con la ayuda de una nutricionista, lo que le permite actuar de forma más profesional.
Otra de las formas de ingreso que le han ayudado a expandir su emprendimiento es el servicio de catering, para el cual creó una línea de piqueos light y gourmet, pero encaminados a lo saludable. Con mucho gusto recuerda que tuvo la oportunidad de ofrecer estos productos para el backstage del Desingner Book del año pasado. “Fue increíble, porque las personas estaban encantadas con la comida, ya que era diferente a la que dan en ese tipo de eventos, como papitas y colas”, asegura.
Entre uno de sus planes está aprender a cocinar comida vegetariana para ofrecerle su servicio a otro grupo objetivo que espera captar con facilidad. También, junto a Alejandro (su hijo menor), está construyendo un local más grande donde pueda tener más comodidad, .
