Los pasillos de los supermercados se llenan de luces, turrones y aromas festivos, pero también de precios que pesan cada vez en el bolsillo de los españoles. Hacer la compra para las celebraciones de la Navidad se ha convertido en un verdadero desafío para muchos hogares: los alimentos que habitualmente componen las comidas y cenas navideñas suben a un ritmo imparable y preparar la mesa exige un esfuerzo extra a las familias. Pese a que la inflación general parece más controlada que hace unos años, 2025 será un año marcado por la subida de precios más notable de la última década para algunos alimentos típicos de estas fiestas.
Así lo reflejan los datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que en su toma de precios de 2025 constata subidas generalizadas y, especialmente, máximos históricos en algunos productos tradicionales de estas fechas. El incremento de la demanda propio de la Navidad vuelve a coincidir con una oferta más ajustada, dando lugar a un escenario que se traslada directamente al gasto de los hogares.

Este es, además, el año de las carnes “caras”, según alerta la OCU. Si tradicionalmente era el pescado el producto que muchas familias no podían permitirse llevar a la mesa en Navidad, en esta ocasión son el redondo de ternera, el cordero, el pavo o el jamón ibérico los que alcanzan los precios más elevados de toda la serie histórica. Junto a ellos, dos frutas que han ganado protagonismo en los menús festivos, la piña y la granada, se sitúan también en máximos históricos.
La evolución de los precios en la última década confirma la magnitud del encarecimiento. Desde 2015, las subidas acumuladas rondan o superan el 100% en alimentos tan representativos de la Navidad como el besugo (67,5 euros el kilo), las almejas (35,2 euros), las angulas (1.249 euros el kilo) o el cordero (23,85 euros). Se trata de incrementos sostenidos en el tiempo, con pocos ajustes a la baja, que han terminado por consolidar un cambio estructural en el coste de la cesta navideña. En este periodo, solo los langostinos han mostrado una evolución más contenida, siendo el único de los productos analizados que apenas se encarece a largo plazo.
En lo que respecta a la carne, los últimos datos de la recta final de 2025 reflejan subidas muy significativas en comparación con el año anterior. El redondo de ternera alcanza los 21,34 euros el kilo, lo que supone un incremento del 21% respecto a 2024. El cordero se sitúa en 23,85 euros el kilo, tras una subida interanual del 9%, consolidándose como uno de los productos más castigados por la inflación y uno de los más demandados en estas fechas. El pavo registra un aumento del 10% y alcanza los 7,21 euros, mientras que el jamón ibérico de cebo se sitúa en 71,71 euros, con un encarecimiento del 12% en solo un año.
Este comportamiento está directamente relacionado con la evolución de la oferta ganadera, aunque va por barrios. En el caso del ovino, la producción continúa en retroceso, con alrededor de 100.000 toneladas de cordero y unas 10.000 de cabrito, en un contexto marcado por los efectos de problemas sanitarios que en los últimos meses han afectado a distintas producciones ganaderas, como la gripe aviar o la ya casi controlada peste porcina. Aunque España dispone de producción suficiente para abastecer el mercado durante todo el año e incluso para exportar, las fechas navideñas siguen siendo un periodo propicio para la entrada de producto procedente del exterior.
En este sentido, llegan al mercado animales procedentes de Francia e Italia, con pesos similares a los españoles, que se comercializan refrigerados o se sacrifican en mataderos nacionales, especialmente en la mitad norte. Junto a ellos, existe también una oferta de animales de mayor peso importados desde países como Australia, si bien su demanda es muy limitada. En el caso del vacuno, España es importadora en estas fechas de determinados cortes procedentes de países como Irlanda, mientras que en el porcino destacan las entradas de lechones refrigerados procedentes de países de Centroeuropa, destinados a cubrir picos puntuales de consumo. La pularda ronda los 9 euros el kilo y el pavo se mueve alrededor de los 7 euros en estas Navidades, unos incrementos relativamente moderados, del 30%, en la última década.
En frutas y hortalizas, los precios también reflejan la presión de la campaña navideña. La piña se sitúa en 2025 en 1,89 euros el kilo, con un ligero incremento respecto a 2024, pero con una subida acumulada del 32% desde 2015. La granada alcanza los 3,19 euros el kilo tras un aumento interanual del 3%, consolidándose igualmente en máximos históricos. La lombarda, uno de los productos tradicionales de estas fechas, presenta un ligero ajuste a la baja respecto al año anterior, aunque mantiene precios claramente superiores a los registrados hace una década.
De todos los mares
Pescados y mariscos continúan siendo una parte esencial de las mesas navideñas, a pesar de los elevados precios derivados de la reducción de la oferta. España, aunque es un país productor, es también un gran importador, ante la imposibilidad de cubrir la demanda interior con una oferta propia suficiente, no solo en estas fechas, sino durante todo el año. La sobreexplotación de los caladeros, el deterioro de los recursos pesqueros y las crecientes dificultades para faenar tanto en aguas comunitarias como en terceros países limitan las capturas de muchas especies tradicionales.
Durante todo el año, pero muy especialmente en Navidad, las mesas de los hogares españoles se convierten en un auténtico compendio de procedencias. A pesar de los avances logrados por la acuicultura nacional, tanto en la producción de peces como la lubina o la dorada, como en moluscos y crustáceos, la dependencia del exterior sigue siendo elevada. En el caso de los langostinos y las gambas, destacan las importaciones procedentes de países como Ecuador o del norte de África, además de Turquía o Italia, mientras que los gambones llegan desde distintos países africanos y también desde Argentina.
Productos como el centollo y el buey de mar mantienen una presencia limitada de origen nacional, especialmente desde las costas del norte y Galicia, aunque buena parte del producto procede de países como Italia, Reino Unido o Escocia. A las nécoras nacionales, en claro retroceso, se suman las procedentes de Islandia. Los bogavantes llegan mayoritariamente desde Canadá, mientras que la langosta procede tanto de países como Cuba o Mauritania como, en menor medida, de las costas gallegas. En el caso de los percebes, los de origen nacional, especialmente del norte, conviven con otros procedentes del norte de África, fundamentalmente de Marruecos.
La lubina ronda los 11,75 euros el kilo y es un 7% más cara que en las Navidades pasadas. Los percebes se venden a unos 96 euros el julo, algo por debajo que hace un año pero un 76% más caro que en 2015. Los langostinos siguen siendo de los más asequibles, con un precio de unos 11,2 euros el kilo.
La merluza, tradicionalmente asociada a las costas nacionales, llega en la actualidad a los mercados mayoritariamente desde el exterior, desde distintos puntos de África hasta el otro lado del Atlántico, especialmente desde países como Chile o Argentina. En los mercados se distingue por sus precios más bajos frente al producto de origen nacional o comunitario y, sobre todo, por las diferencias en su textura. Los precios están algo más bajos que hace un año, unos 16,5 euros el kilo, pero se han disparado un 44% en la última década.































