
TSK está trabajando para salir a Bolsa en el primer semestre del próximo año. Ya sea por el método de toda la vida o a través de la vía rápida que lanzaron el pasado mayo BME y la CNMV, denominada Easy Access. La compañía de ingeniería asturiana, con más de 35 años de historia y propiedad de Sabino García Vallina con el 84% del capital, busca ampliar capital a través de una Oferta Pública de Suscripción (OPS) por entre el 30% y el 35% del capital, según indican distintas fuentes de mercado.
La operación está destinada a reforzar los fondos propios de la empresa con la misión de financiar el plan de crecimiento 2025-2027, que tiene el foco puesto en la transición energética, la digitalización, la fiabilidad de las redes eléctricas y los minerales críticos. La hoja de ruta establece un objetivo de ventas de más de 4.000 millones de euros acumulados en tres ejercicios, según consta en la estrategia financiera reflejada en sus cuentas consolidadas correspondientes al año pasado, depositadas en el Registro Mercantil. Con esta inyección de fondos propios, la compañía lograría músculo suficiente para impulsar su crecimiento.
Las fuentes consultadas señalan que la compañía tiene bastante avanzado el folleto de la OPS y una de las opciones es estrenarse en BME Easy Access, que permite registrar en un primer lugar el folleto y después realizar la colocación en un plazo máximo de 18 meses. Este método está reservado a empresas con una valoración mínima de 500 millones de euros, si bien el importe se podría reducir con el plácet de la CNMV.
El estreno de nuevos valores en el mercado español es, sin duda, el principal objetivo tanto del supervisor bursátil y de BME. En este año se han producido tres estrenos en el mercado continuo. Izertis que viene de cotizar en el BME Growth, HBX (Hotelbeds) y la firma de juego Cirsa.
En todo caso, las fuentes financieras consultadas indican que actualmente se está conformando el sindicato de bancos que participarán en la colocación y anticipan que en este momento TSK se decanta por la salida a Bolsa tradicional. La fecha preliminar del debut sería el primer semestre del próximo año, aunque matizan todavía no se ha definido el calendario definitivo.
El plan de crecimiento de TSK también contempla la coinversión selectiva con sus clientes en proyectos atractivos. La empresa potenciará esta fórmula que ya ha explotado a lo largo de los últimos 15 años, que suponen un historial de colaboración efectiva en la planificación, financiación, ejecución, y operación y mantenimiento de proyectos. Solo en dividendos de sociedades participadas e inversiones en instrumentos financieros recibió 4,7 millones el año pasado y este epígrafe superó los 68 millones en 2023.
De cara a la comunidad inversora, la compañía que dirige como consejero delegado Joaquín García Rico cuenta a su favor con una posición financiera desahogada. Con 125 millones de euros de liquidez a cierre del año pasado y una deuda de 307 millones de euros, concluyó el ejercicio con 182 millones de euros de pasivo neto, y esta posición, ajustada de las inversiones en activos energéticos por vía de participación o financiación, arroja unos niveles de deuda financiera neta de unos siete millones de euros.
El resultado de explotación de la compañía alcanzó los 52,9 millones de euros el año pasado un 25% más respecto a 2023, si bien su facturación cayó un 18,4%, hasta los 1.025 millones de euros que explica por un “efecto temporal de actividad de una cartera de proyectos que se encuentra en niveles récord y garantiza una fuerte visibilidad de ingresos futuros”, según el informe de gestión del año pasado. Las ventas estimadas para este ejercicio superan los 1.000 millones de euros, con un beneficio bruto de explotación (ebitda) en una horquilla entre 75 y 85 millones de euros, frente a los 72,8 millones de 2024. La plantilla de TSK está formada por unos 1.500 empleados de alta cualificación.
Dos segmentos de negocio
La compañía está dividida en dos segmentos de actividad. La de transición energética y digitalización, en la que engloba tanto proyectos de energía renovables como de centrales de ciclo combinado. También incluye infraestructuras eléctricas (subestaciones, líneas de transmisión, plantas de estabilidad), data centers, ciberseguridad y plantas industriales de fertilizantes, amoniaco, siderurgia, cemento o azúcar.
La otra línea de negocio es la de handling y minería, que tiene como objetivo sacar partido de los incrementos de inversiones en puertos, así como en proyectos de minería, y de almacenamiento y transporte de minerales. “Para electrificar las economías es necesario disponer de minerales esenciales, como el cobre, el cobalto y el litio, lo que implica mayor inversión en minería”, señalan fuentes del sector.
Fuentes conocedoras de la compañía indican que está estratégicamente situada para sacar partido de las tendencias de electrificación, digitalización y descarbonización y, como reveló el gran apagón del 28 de abril en la península Ibérica, también está preparada para sacar partido de la estabilidad de red y tecnologías complementarias en el mix de generación.































