Tres mujeres y 15 hombres. Uno de ellos, el jefe. Sandra Vega lidera la reunión de aquellos que son responsables de la Unión UGT de Castilla y León en el que la presencia masculina está generalizada como en el sector. Vega es la primera mujer UGT que dirige una Federación de la Industria, la Construcción y la Agricultura, una responsabilidad que es con ilusiones para expandir aún más los efectos femeninos en los sindicatos que están históricamente cubiertos por hombres. «Me gusta el contacto, me gusta el barro», con el veterano sindicalista dedicado a la agencia laboral frente a sus colegas con dos décadas. Durante estos años se encargó de dejar a Macho contra ella, el trabajo, el «carácter» y la afirmación de la igualdad se ha resuelto: «Si un hombre vale, ¿por qué no una mujer?»
La experiencia lo respalda: a la edad de 46 años intervino En conflictos de trabajo autónomos como Grupo SiroRenault, Bimbo o Lactalis. Después de completar sus relaciones laborales, estudió en recursos humanos, que le sirvió para conocer el otro lado de la trinchera: trabajó en el Departamento de Personal de los Supermercados el árbol. En febrero pasado, todas estas habilidades fueron destruidas en la coordinación del mando en la Federación, que estaba liderando. El 91% de los votos fueron asumidos, incluso más del 84% de Oscar Lobo, el nuevo Secretario General Regional de la Unión. «Incluso cuando cambié la oficina, quiero que me ves», sus compañeros de equipo están presionando en la reunión en la sede de UGT Valladolid, donde se distribuyen folletos y carteles en relación con los próximos 8m. «No cambiaré, seré lo mismo», dice, y alienta a sus co -reeligionistas a darle un toque cuando ven lo que rompe.
Vega se encarga de El País antes de esta reunión y en la misma habitación. Una de sus prioridades es reducir los accidentes laborales o promover la presencia de mujeres en la industria. Los años de impulsos con actitudes inmuebles han contribuido a desarrollar una gran capacidad de negociación basada en argumentos y evitar aumentar la voz, lo que desprecia: «No me gustan los gritos, gritos que no tienen argumentos, las cosas no se logran». Esto no evita que se define como una mujer «con carácter», especialmente en las negociaciones enemigas, en las que a veces estás infravalorado: «Parece que no tienes la misma credibilidad que un hombre; especialmente las mujeres jóvenes, no nos mantienen igual».

La ya secretaria general (que ha estado tomando desde el 19 de febrero) se doró durante la pandemia, una era crítica de la representatividad de la administración laboral en vista del cierre o la reducción de las empresas y la implementación de la teletrabajo. Durante la reunión, especialmente en sus primeros años en la Unión, confirmó que la interpelada cuando fue a una reunión con una beca con el rango más bajo respondió a su compañero:
«¿De dónde viene esta chica a hablar sobre el edificio?» También fue traído con Vox cuando el ultra partido encabezó el Ministerio de Industria y el Comercio de la Comunidad, así como la agricultura. «Este perfil de una mujer y un sindicato que se rompió tiene otros conceptos de mujeres», dice Vega. Aliviado por la partida de la fiesta boardabascal. Con el PP, tiene un mejor tratamiento, pero ha influido en «la falta de preocupación por la industria como un eje de empleo de calidad y la población».
«Era hora de una mujer a la cabeza de una federación como esta», sonrió Vega y se agotó con el hecho de que las representantes femeninas están casi directamente asignadas como industriales o agrícolas para la igualdad o en apariencia. El sindicalista critica a los departamentos impermeables que a veces aprecian como si solo las mujeres en empresas que ahora son obligatorias. Estos temas lo combinan.
Vega es reconocido por sus compañeros de equipo cuando visita un polígono Valladolid, donde fue responsable de la UGT de la compañía de tecnología Zener. Uno de ellos, Luis Ángel Melero, recuerda que, tan pronto como el comité tenía razón, le pidió que coordinara sus relaciones con la compañía. «Sabíamos cómo negocié y cómo fue seguido por la compañía», dice. Ella cree que su pasado en el sector privado le permite entrar. «Tienes que tener un punto crítico y no quieres todo, sí o sí», dice el sindicalista. Roberto Perucha, responsable del Comité Zener, informa que la fuerza laboral acaba de mejorar su acuerdo, especialmente los fines de semana y los guardias: «Lo costó, pero habría sido imposible sin Sandra».