A Sam Altman le sorprendería que antes de 2030 no hubiera un modelo que aventajara en capacidades a las personas de carne y hueso.

La inteligencia artificial general (IAG), aquella que iguala o supera en intelecto a las personas de carne y hueso, es el particular objeto de deseo de OpenAI. Y la consecución de esta meta, que tan distante parecía a bote pronto hace solo algunos años, se vislumbra cada vez más cercana en el horizonte, tanto que la IAG podría estar ya entre nosotros. Así lo sugiere Sam Altman, CEO de OpenAI, en una revista concedida recientemente al dominical alemán Bild am Sonntag.

«Creo realmente que en muchos sentidos GPT-5 es ya más inteligente que yo y otras muchas personas. GPT-5 puede hacer muchísimas cosas, aunque obviamente también hay cosas que a los seres humanos les resultan más o menos fáciles y que este modelo no es, sin embargo, capaz aún de ejecutar. Creo que los progresos en el ramo de la IA seguirán siendo vertiginosos a corto plazo», asegura Altman.

Y a tenor del ritmo absolutamente endiablado al que avanza actualmente el desarrollo de la IA, al CEO de OpenAI le sorprendería que antes de 2030 no hubiera un modelo que aventajara en capacidades a las personas de carne y hueso.

Sam Altman contempla con optimismo el futuro emanado de la IA

Cuestionado sobre la destrucción de puestos de trabajo que podría terminar propiciando la IA, Altman aventura que dentro de 30 años habrá efectivamente muchos cambios en el mercado laboral. Así y todo, y con independencia de la entrada en escena de la IA, en 30 años se producen inevitablemente muchos cambios en este ámbito de actividad, asevera. «Habrá efectivamente profesiones que cambien por completo. La IA es capaz, al fin y al cabo, de ejecutar mejor algunas tareas. Y otorga simultáneamente libertad a las personas para seguir siendo el centro de atención porque no les resta en realidad protagonismo», dice. «Creo que todas las generaciones utilizan las ideas y las nuevas herramientas que las generaciones precedentes ponen a su disposición para prosperar. Y estoy seguro de que mis hijos también lo harán», afirma Altman en declaraciones a Bild am Sonntag.

El CEO de OpenAI es perfectamente consciente de que su visión eminentemente optimista de la IA choca frontalmente con la de quienes son más críticos con esta tecnología y la hacen, de hecho, responsable de escenarios de naturaleza apocalíptica. Altman insiste en que en el transcurso de los últimos años se ha especulado mucho sobre cómo será en el futuro la relación entre la IA y los humanos. Y de todos esos relatos inevitablemente hipotéticos él prefiere concentrarse en el relato imaginado en su día por Ilya Sutskever, cofundador de OpenAI. Sutskever profetizó en una ocasión que en el futuro habría una IAG o varias IAG que dispensarían un afecto casi paternal a las personas de carne y hueso. «Obviamente la IA puede tener consecuencias que a veces no comprendamos, pero creo que precisamente por esta razón es tan importante instilar valores humanos en esta tecnología», subraya.



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