Los barcos de pesca del Mediterráneo podrán salir a faenar 143 días en 2026, una cantidad similar a la de este año. A cambio, tendrán que aplicar medidas que aseguren la sostenibilidad de los caladeros. Esta ha sido una de las partes del acuerdo de cuotas pesqueras para el año próximo alcanzado por los ministros de Pesca de la UE en la madrugada de este sábado. Ha sido la parte “más difícil” de la negociación, ha explicado el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, al acabar la reunión. El acuerdo también incluye las cantidades que se podrán pescar en el océano Atlántico.

“Ha sido un resultado positivo para España en el conjunto de las pesquerías”, ha analizado el ministro horas después ante la prensa, después de verse con los representantes del sector que esperaban en Bruselas el resultado de la tradicional última reunión de ministros de pesca en la que se repartes las cuotas de capturas para el año siguiente. “La defensa de la flota del Mediterráneo era estratégica. Partíamos de peor situación [al empezar la negociación]”, ha explicado.

Si Planas señala esto es porque la propuesta inicial de la Comisión Europea implicaba un recorte importante sobre lo que se acordó para este año. A comienzos de este mes se supo que el punto de partida del Ejectuvo de la UE solo permitía faenar a los barcos mediterráneos una media de 9,7 días al año. Esta cifra se podía incrementar, pero para eso tendrían que aplicarse medidas de pesca sostenible adicionales a las que ya llevan tiempo aplicándose. Pero el punto de partida ya era un recorte considerable sobre lo que se puso sobre la mesa al comienzo en la ronda negociadora del año anterior. Este planteamiento para Planas era de “otro planeta” y hacía inviable, por la vía de los hechos, la actividad pesquera.

Durante la negociación, en el que España, Francia e Italia, los países de pesca mediterránea cercanos han mantenido una postura común, la cifra ha subido hasta esos 143 días. Aunque para llegar a esa cifra hay que, por lo menos, mantener los mecanismos de compensación que hacen la actividad pesquera más sostenible. Para Planas es importante que la exigencia sea el mantenimiento de las medidas ya aplicadas y no ir a otras adicionales. “La creatividad no es infinita”, justifica, después de señalar que este año se han dado pasos “disruptivos”, en referencia a que unos 600 barcos han cambiado sus redes para introducir un mallado más grande, de 45 o 50 milímetros.

Esta es una de las medidas que se han ido introduciendo en 2025. También se han desarrollado puertas voladoras para evitar daños en los fondos marinos y hay presencia de científicos a bordo de los barcos. Este conjunto de acciones es el que permitió este año llegar a 130 días de faena, a los que finalmente el pasado noviembre se añadieron 13 más. En total, 143, que son los mismos de este año.

Siempre según las explicaciones dadas por Planas, los 143 días de faena podrán alcanzarse “con las medidas vigentes desde el año pasado, no habrá nuevas”. Desde el Consejo de la UE, se explica que “para mitigar el impacto socioeconómico a corto plazo y recompensar las prácticas más selectivas, los ministros acordaron continuar, con ligeras modificaciones, el uso del mecanismo de compensación”. “Este se estableció por primera vez para 2022 con el fin de asignar días adicionales a los operadores que opten por artes más selectivas o que estén cubiertos por una medida de conservación nacional, como incentivo para aumentar la protección de la población”, desarrolla el comunicado remitido por la presidencia de Dinamarca, el país que preside el Consejo durante este semestre.

Para explicar esta gran diferencia entre el punto de partida y el resultado final, Planas explica que hay un determinante legal que ata las propuestas iniciales de la Comisión y es que para elaborar la primera oferta debe basarse en la especie en peor situación. Esto condicionaría todo, en una zona de pesca en la que las cuotas se reparten por días de faena y no por especies. Consciente de esto, el ministro ha explicado que en el acta de la negociación se reflejará que el comisario de Pesca, Costas Kadis, se ha comprometido a plantear una reforma del reglamento que evite esto y aboque a negociaciones largas y dramáticas.

Donde sí se reparten las cuotas por volumen de capturas es en el Atlántico. Ahí todavía persiste un escollo, la caballa, que se tiene que negociar con países que no pertenecen a la UE (Noruega, Islandia y Dinamarca -Islas Feroe-). Con ellos, todavía no hay pacto y, de forma provisional, “los ministros han pactado limitar las capturas durante los primeros seis meses del año un 70%”.

Las negociaciones sobre el Atlántico han tenido un resultado más desigual. La cuota de la merluza sur se mantiene en unos 10.900 toneladas, lo cual, según Planas, es buena noticia porque “es una de las pesquerías con mayor valor de mercado”. Otras especies como el rape y el gallo, también con mayor valor de mercado, tendrán un retroceso en la primera, un 2%, hasta las 4.293 toneladas; mientras que en la segunda hay una ganancia del 11%, hasta las 4.375 toneladas. El jurel, que es una de las principales pesquerías, llega 29.000 toneladas. También hay mejoras en el boquerón y la anchoa.

La actividad pesquera sale peor parada en especies como el abadejo y el lenguado. La negociación de cuotas acaba con recortes en ambos casos, del 18% y del 9%. No obstante, estas reducciones son menores de las que se planteaban al comienzo de la reunión el pasado jueves.

“Nos queda una espina”, ha señalado Planas. Se refería a la rebaja en la cuota de capturas de cigala del 50%, que se queda en solo 50 toneladas. En la interpretación del ministro, esta sería una de las malas noticias de la negociación. Si bien, ha señalado que va a haber “una revisión científica” sobre la situación de la especie. “En el ministerio tenemos serias dudas de que los datos sean correctos”, ha advertido.

Las negociaciones pesqueras de la UE han cambiado en los últimos años por varios motivos, ha explicado Planas. Uno sería el Brexit, al no ser Reino Unido parte de la Unión tiene que negociarse unilateralmente con este país. De este tira y afloja ha salido un elemento positivo para unos 80 buques que podrán capturar unas 85 toneladas de besugo. Esta no es una gran cantidad, pero tiene importancia estratégica porque se trata de una especie secundaria que puede pescarse mientras se faena para capturar otras. Hasta ahora la cuota era cero y eso podía provocar el estrangulamiento de la actividad por la imposibilidad de pescar besugo aunque fuera de forma involuntaria mientras se persigue a otra especie.





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