Reduciendo la publicidad de comida basura las autoridades británicas esperan atajar la epidemia de obesidad que afecta a los niños en Reino Unido.
A partir de ahora habrá toque de queda para la publicidad de patatas fritas, chocolatinas y otros alimentos poco saludables en Reino Unido. La industria publicitaria británica ha decidido adelantarse voluntariamente a la entrada en vigor el próximo mes de enero de una estricta normativa contra la comida basura. En virtud de esa normativa, la publicidad de alimentos ricos en grasas y azúcares, que estará totalmente vetada en la red de redes, no podrá abrirse paso en la pequeña pantalla antes de la 9 de la noche.
La normativa, basada en proyecto elaborado en su día por el Gobierno conservador que pondrá en práctica el Ejecutivo laborista de Keir Starmer, está diseñada específicamente para combatir la obesidad infantil, que se ha disparado en tierras británicas en el transcurso de los últimos años, y prevé lograr asimismo que los fabricantes reduzcan a la postre la cantidad de grasas y azúcares en sus productos.
Como parte de la normativa, las promociones que alienten el consumidor a comprar varias unidades de alimentos poco saludables (las tradicionales ofertas «buy one, get one free», por ejemplo) serán desterradas igualmente de los supermercados (offline y online) a partir de este miércoles.
En Reino Unido el 10% de los niños entre 4 y 5 años sufre obesidad
Además, los bares, cafeterías y otros establecimientos del ámbito de la restauración tendrán también prohibido ofrecer a su clientela el relleno totalmente gratuito de determinadas bebidas.
De acuerdo con el Departamento de Salud de Reino Unido, las medidas podrían traducirse en el recorte de 7.200 millones de calorías en la dieta de los más pequeños de la casa.
Los productos afectados por la regulación son principalmente aquellos más ricos en sal, azúcar y grasas saturadas (los refrescos, los aperitivos salados, las golosinas, las chocolatinas, las galletas, los pasteles, los palitos de pescado y algunas pizzas, entre otros alimentos). La intención de las autoridades británicas es que la normativa contribuya a reducir a largo plazo los costes asumidos por el Servicio Nacional de Salud (NHS).
En Reino Unido el 10% de los niños de 4 y 5 años padecen obesidad. Y debido a la alta ingesta de alimentos ricos en azúcares uno de cada cinco niños de esta franja de edad presenta asimismo caries.































