Nuevo respiro para el presidente Donald Trump. La economía estadounidense creció más rápido de lo esperado en el tercer trimestre, impulsada por un sólido gasto del consumidor. El PIB aumentó un 1,1% en el tercer trimestre, lo cual, si se pone en la perspectiva de una tasa anualizada, supone un avance del 4,3%, su ritmo más rápido en dos años, según informó la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio en su cálculo inicial.

La cifra de mejora es superior a la del segundo trimestre, cuando la actividad creció a un ritmo del 3,8%, y supera lo previsto por los analistas: los expertos consultados por Bloomberg auguraban un 3,2% de crecimiento, y los de Reuters habían pronosticado un 3,3%.

La publicación de los datos correspondientes al periodo que va entre julio y septiembre se retrasó debido al cierre parcial de la Administración por la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos sobre el presupuesto. Duró 43 días, fue el más largo de la historia de Estados Unidos y obligó a un apagón estadístico sin precedentes.

El gasto del consumidor aumentó a una tasa del 3,5% el trimestre pasado en términos interanuales, tras avanzar a un ritmo del 2,5% en el segundo trimestre. En buena parte, ese aumento se debió a la prisa por comprar vehículos eléctricos antes del vencimiento de los subsidios públicos para hacerlo el pasado 30 de septiembre. También destaca el desembolso en productos de salud.

Los datos, al final de un año en el que Estados Unidos volvió a sortear la recesión, indican que la economía crece a un ritmo medio del 2,5% desde que Trump regresó en enero pasado a la Casa Blanca. Con Joe Biden de presidente, esa cifra estaba en torno al 2,4%.

Caída prevista

La Oficina de Presupuesto del Congreso, una entidad no partidista, ha vaticinado que el cierre podría reducir el PIB entre uno y dos puntos porcentuales en el cuarto trimestre. Las proyecciones dicen que la mayor parte de la caída del PIB se recuperaría, pero se calcula que habrá una factura final de entre 7.000 y 14.000 millones de dólares.

Los futuros de Wall Street aguardaban con expectación el dato, al ser el último de una tanda de estadísticas clave para redefinir las expectativas sobre posibles recortes de tipos de interés el próximo año —a mayor debilidad del crecimiento, más posibilidades de rebajas—. Un informe de inflación de noviembre más bajo de lo esperado, y un repunte de las acciones tecnológicas han impulsado las acciones estadounidenses en las últimas tres sesiones, situando al índice de referencia S&P 500 a menos del 0,5% de su cierre récord del 11 de diciembre.

Pese a que el dato final ha superado con creces lo que los operadores bursátiles vaticinaban que sucedería, la Bolsa se mostraba prácticamente plana antes de su apertura. Es normal: la proximidad de las vacaciones navideñas acostumbra a traducirse en una menor actividad de los mercados.



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