
Las recompras de acciones se han convertido en una de las señas de identidad del sector bancario español en los últimos años. Desde 2021, los seis grandes bancos cotizados (el Santander, el BBVA, CaixaBank, el Sabadell, Bankinter y Unicaja) han desembolsado casi 21.000 millones de euros para recomprar y amortizar 5.000 millones de títulos, lo que equivale al 12,1% del total de su capital.
El Santander encabeza el importe de estas operaciones. La entidad ha pagado casi 9.500 millones de euros para recomprar el 14,1% de sus acciones en estos cinco años. La política de remuneración a los accionistas del Santander se basa en destinar la mitad de sus ganancias anuales, repartidas a partes iguales, entre un dividendo en efectivo y recompras de acciones. Le sigue el BBVA, con un desembolso de 6.400 millones para adquirir y volatilizar el 13,5% del capital. La entidad de origen vasco ha llevado a cabo algunos de los programas de recompra de acciones más ambiciosos de la banca europea y una vez que ha fracasado su opa para hacerse con el Sabadell, los analistas esperan una nueva megarrecompra de acciones de entre 3.000 y 6.000 millones.
CaixaBank ha gastado 3.800 millones para recortar su capital en un 12%. Sabadell suma 1.206 millones de euros en recompras con los que ha adquirido el 10% de su capital. Unicaja apenas ha reducido un 3%, con 100 millones de euros, mientras que Bankinter es la única entidad que no ha realizado recompras en este periodo. El banco mantiene su política de repartir entre los accionistas el 50% del beneficio anual a través del pago de un dividendo siempre en efectivo.
Detrás de estas operaciones hay dos fases muy distintas. La primera arrancó con la larga etapa de tipos cero y negativos. Entre 2016 y 2022, las entidades vieron cómo sus márgenes se estrechaban hasta niveles mínimos. La rentabilidad cayó y con ella las valoraciones en Bolsa. Durante años, los bancos españoles cotizaron muy por debajo de su valor en libros. Esto significa que el mercado valoraba sus activos por menos de lo que reflejaban sus cuentas. En ese contexto, recomprar acciones suponía una decisión estratégica.
Los bancos se lanzaron a retirar del mercado títulos a un precio que no reflejaba su valor real, mejorando la rentabilidad para los accionistas. Menos acciones en circulación implican más beneficio por acción y más rendimientos. Pero el escenario ha cambiado por completo. La subida de los tipos desde 2022 ha provocado que la banca española encadene años de beneficios históricos, con altos márgenes y todas las entidades cotizan ya por encima de su valor contable. ¿Tiene sentido seguir recomprando acciones en este nuevo ciclo?
Para RBC Capital Markets, la respuesta es sí. “Creemos que las recompras de acciones son sostenibles a pesar de la mejora de las valoraciones del sector. El hecho de que los bancos coticen por encima de su valor en libros no implica que su efectividad como método de distribución de exceso de capital se vea completamente mermada”, explica Pablo de la Torre Cuevas, analista de la firma. “Múltiples bancos estadounidenses y canadienses cotizan sustancialmente por encima del doble de su valor en libros y mantienen sus programas de recompras”, añade.
Miruna Chirea, analista de banca ibérica en Jefferies, coincide en que los programas de recompra no han tocado techo. “Creemos que los bancos españoles seguirán utilizando las recompras, además de las políticas de dividendos, para devolver el exceso de capital en los próximos años. A los niveles de valoración actuales, el retorno sobre inversión, en torno al 10%, está en línea con el coste de capital”. Pero introduce un matiz en que ahora las entidades se centrarán más en invertir el exceso de capital para elevar el crecimiento del negocio “El entorno de crecimiento en España hoy es muy distinto al de hace años: fuerte avance del PIB y bajo apalancamiento privado. Eso debería permitir que el crédito crezca más que en otras grandes economías europeas. Los bancos priorizarán desplegar capital hacia crecimiento rentable con retornos de dos dígitos antes que recomprar acciones”, detalla.
El BCE también ha analizado la evolución y el efecto de las recompras de acciones. En una reciente entrada de su blog, el supervisor reconocía el papel de las recompras en la normalización postpandemia, pero advertía de que con beneficios récord, “las entidades deben valorar cuidadosamente si preservan capital ante posibles riesgos futuros o lo destinan a remunerar al accionista”.
Desde Morningstar, el enfoque es distinto. “La dirección de los bancos crea valor recomprando acciones cuando cotizan por debajo de su valor intrínseco. Si están sobrevaloradas, se destruye valor, independientemente del múltiplo sobre libros, BBVA y Santander nos parecen razonablemente valorados. Eso nos deja indiferentes entre recompras o dividendos”, explica el analista de la firma, Johann Scholtz. Pero también introduce un factor novedoso y es que la valoración actual hace que el coste de capital sea menor, lo que hace “más atractivas las adquisiciones frente a recompras o dividendos”, señala.
En cualquier caso, el cambio de ciclo sitúa a los bancos ante un equilibrio más exigente. Durante años, el mercado premiaba la retirada de acciones infravaloradas. Pero el contexto actual obliga a demostrar que cada euro de capital retenido es capaz de generar más valor que el que se devuelve. Y aunque en general comprar acciones demuestra confianza de los directivos en la cotización en Bolsa, no todo el mercado comparte esa visión. El expresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya expresó públicamente su rechazo a las recompras porque, en su opinión, no crean valor de forma evidente y además no benefician por igual a todos los inversores, sino solo a quienes permanecen en el accionariado. También pidió que los bancos evitaran presentar estas operaciones como remuneración al accionista.































