
Golden Goose es un fabricante italiano de zapatillas deportivas de aspecto sucio y desgastado que pueden llegar a costar 2.000 dólares un par. El precio de más de 2.500 millones de euros (2.900 millones de dólares) que su accionista de capital privado acaba de conseguir por la empresa de moda es también un monto más extravagante que desaliñado.
La venta de la marca por parte de Permira al fondo chino HSG, anteriormente conocida como Sequoia Capital China, con Temasek de Singapur como inversor minoritario, es una de las pocas salidas exitosas del capital riesgo. Antes, se han dado una serie de problemas en ciertos acuerdos de adquisición alcanzados por el capital riesgo mientras el mundo salía de la pandemia, justo antes de que se dispararan los tipos de interés.
La transacción de Golden Goose, que duplica la compra de Versace por parte de Prada de principios de este año, también se produce en un momento de baja demanda de artículos de lujo. La valoración puede ser menos chocante de la que se planteó en su plan de oferta pública inicial, un proyecto abandonado hace 18 meses, pero la firma de capital riesgo prácticamente ha duplicado el valor de la compañía en cinco años.
Permira adquirió en 2020 la mayor parte de Golden Goose a Carlyle por 1.300 millones de euros. El año pasado, el mercado se resistió a considerar un valor empresarial de 3.000 millones de euros en su salida a la bolsa en Milán, y el plan fracasó. Los inversores señalaban los problemas de Dr. Martens, otra empresa de calzado anteriormente propiedad de Permira. La desaceleración del mercado de productos de alta gama no ayudó tras tres años de crecimiento vertiginoso.
Y, sin embargo, la peor recesión del lujo desde la crisis financiera (excluyendo la pandemia) ha sido beneficiosa para Golden Goose.
Mientras los consumidores acomodados, pero no superricos, controlaban su gasto, megamarcas como Louis Vuitton y Gucci subieron de categoría para seguir el ritmo del dinero. Al concentrarse en el 1% más rico, algunas marcas abandonaron productos básicos como las zapatillas de diseño, dejando ese mercado en manos de Golden Goose. También subieron los precios de zapatos, bolsos y otros productos básicos. El coste medio de una cesta de artículos de lujo icónicos en Europa aumentó un 54% entre 2019 y finales de 2024, según analistas de HSBC Holdings.
A modo de comparación, Golden Goose ha subido los precios tan solo un 4% en los últimos cinco años. Esto hace que sus zapatillas, con un precio medio de 550 euros, incluyendo la personalización, tengan una mejor relación calidad-precio.
La compañía aumentó las ventas de 266 millones de euros en 2020 a 655 millones de euros en 2024. El crecimiento ha continuado este año, con un aumento del 13% en las ventas en los primeros nueve meses y un 7% en el beneficio. Asumiendo un crecimiento similar para todo el año y un margen de Ebitda estable, Golden Goose podría generar alrededor de 740 millones de euros en ventas en 2025 y cerca de 250 millones de euros de Ebitda.
El precio pagado por HSG equivale a aproximadamente 10 veces el Ebitda, un descuento respecto a las 13 veces de otra marca como Moncler y las 11 veces de Birkenstock, pero aún así duplica al menos el valor patrimonial. Permira se mantendrá como inversor minoritario.
HSG anteriormente respaldó al fabricante de Labubu, Pop Mart, al propietario de TikTok, ByteDance, y a la plataforma china de redes sociales Red Note, por lo que la expansión de Golden Goose probablemente se centrará en Asia. Las zapatillas italianas únicamente generan el 12% de sus ventas en la región, y solo el 7% en China, una cifra muy inferior a la de la mayoría de las marcas de lujo. Aproximadamente la mitad de sus ventas se concentran en América; el resto, en Europa y Oriente Medio.
Claramente, hay más opciones en China. Dado que los bolsos de Gucci y los zapatos de salón de Chanel ya no son tan apreciados, existe un gran interés por artículos originales que conecten emocionalmente con los jóvenes compradores.
Un ejemplo son los zuecos de Crocs, que se pueden personalizar y se han convertido en un éxito entre los consumidores de la Generación Z del país. Esto es un buen augurio para Golden Goose. Las zapatillas deportivas representan el 90% de las ventas de la compañía, por lo que hay margen para diversificarse. Los bolsos y la ropa, que también se pueden personalizar, son otras oportunidades tanto en EE UU como en China. La experiencia de Temasek como inversor en Stone Island, Ermenegildo Zegna y el holding del presidente de Moncler, Remo Ruffini, debería ser de ayuda. El exdirector de Gucci, Marco Bizzarri, asumirá la presidencia.
Pero alcanzar el objetivo a largo plazo de Golden Goose de elevar las ventas anuales a 1.000 millones de euros no será fácil. Aunque se espera que el mercado de lujo chino haya pasado lo peor, cualquier recuperación llevará tiempo. Y los consumidores locales se centran más en las zapatillas deportivas que les ayudan a correr más rápido o afrontar rutas más exigentes. Nike declaró recientemente que se la consideraba más una marca de calzado de moda informal que de alto rendimiento, lo que frenó las ventas y la obligó a rebajar los precios.
Mientras tanto, las grandes marcas de lujo han decidido recuperar a sus clientes de clase media. Las zapatillas deportivas y productos similares serán clave, generando mayor competencia. Si Golden Goose logra expandirse con éxito en China y convertirse en una marca de estilo de vida más amplia como Ralph Lauren, su futuro se aleja de lo desaliñado. Pero dadas las dificultades de los propietarios de capital riesgo en los últimos dos años, no es mal momento para retirar dinero.































