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Bolsos de FUI Reciclado. (Cortesía: FUI Reciclado)

Takashi Hirakawa (35 años) había venido desde Japón a Quito con la idea de participar en proyectos de corte social, pero estaba trabajando en desarrollo de sistemas y, un tanto desilusionado, se planteaba la idea de regresar a su país de origen porque no encontraba lo que quería. Sin embargo, conoció a Antonio Portilla (30 años) y –en 2008- juntos comenzaron un emprendimiento que no solo copó las expectativas de Takashi, haciéndolo quedarse en la capital, sino que sirvió para darle una segunda vida a materiales que normalmente eran considerados desechos: esa es, a breves rasgos, la historia de FUI Reciclado.

Antonio Portilla, José Fabara y Takashi Hirakawa, emprendedores de FUI Reciclado. (Cortesía: FUI Reciclado)

El modelo de negocio de esta empresa quiteña, que comenzó con los dos emprendedores ya mencionados pero ahora ya emplea a nueve personas en total, es transformar “desechos” en bolsos, billeteras, chaucheras y otros productos confeccionados a mano para aportar, explica Antonio, en la conservación ecológica y el mejoramiento social del país.

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Bolsos de FUI Reciclado. (Cortesía: FUI Reciclado)

La materia prima de FUI, como abrevian la marca sus hacedores, son lonas, vinilo, cintas adhesivas, papel, plástico, caucho de llantas viejas y otros materiales que muchas empresas consideran desperdicios después de haberlas usado, por ejemplo, como vallas publicitarias en el caso particular de las lonas. Precisamente ahí está, según Antonio, el otro eje de este emprendimiento responsable: gran parte de estos materiales los consiguen de empresas que ya no los necesitan y, en lugar de tirarlos a la basura, los dan a los miembros de FUI a cambio del beneficio simbólico de tener presencia en campañas de conservación ecológica.

 

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Anita Cherre, de FUI Reciclado. (Cortesía: FUI Reciclado)

El siguiente paso del proceso involucra a diseñadores y artesanos: los primeros idean modelos atractivos para los productos y los segundos los confeccionan a mano, cuidando el nivel de detalle y la calidad. Antonio hace énfasis en la importancia de esto último, porque normalmente se tiende a relacionar lo reciclado con lo de baja calidad, pero este emprendedor señala en el caso de FUI este prejuicio no se cumple jamás.

 
En la actualidad, FUI Reciclado produce entre 500 y 3000 productos mensualmente, la cantidad de producción depende de la complejidad de cada uno. “Un bolso toma más tiempo que un monedero”, explica Antonio. Los confecciones de FUI se venden en Quito, Guayaquil, Cuenca y Galápagos, además de que –desde hace siete meses- se exportan a Holanda y Estados Unidos, a tiendas especializadas.

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