Buendía redefine el relato del sector turístico apostando por experiencias curadas, autenticidad y una marca que evoluciona sin perder de vista al viajero real.

En el sector turístico, muchas marcas compiten a golpe de promesas aspiracionales y catálogos infinitos. En buendía han optado por otro camino: el del criterio, la experiencia real y una forma de viajar más consciente y humana. Tras 14 años de trayectoria y un reciente rebranding, la compañía refuerza su posicionamiento apostando por un modelo que prioriza la calidad frente al volumen.

José Alonso Prieto, CEO de buendía, y Pablo San Román, Chief Brand Officer, son algunos de los responsables de impulsar la evolución de la marca sin perder su esencia. En esta entrevista, ambos explican cómo nace buendía, qué hay detrás de su nueva identidad y cómo se construye una propuesta de viajes global desde lo local, poniendo al viajero —y su tiempo— en el centro de todas las decisiones.

¿De dónde nace buendía y qué la hace distinta dentro de un sector donde todas las marcas parecen decir lo mismo?

José: buendía nace hace 14 años en Bruselas como operador, con una idea muy clara: poner al cliente en el centro y ordenar una oferta de experiencias que entonces no existía con criterios de calidad real. Esa visión sigue intacta hoy y condiciona todas las decisiones de la compañía.
Pablo: Lo que nos diferencia es que el modelo empieza en el producto. Diseñamos, operamos y controlamos nuestras propias experiencias, y eso nos permite estar muy cerca del viajero, escucharle y mejorar de forma continua. Por eso somos el operador mejor valorado del mundo en nuestro segmento.

¿Cuál fue el objetivo real del rebranding y qué buscaban revelar o potenciar con esta nueva identidad?

Pablo: El rebranding no es un giro, es una evolución natural. La marca tenía que reflejar mejor lo que ya éramos: honestos, disfrutones, responsables y muy comprometidos con la calidad. La nueva identidad recoge esa madurez.

José: Además, The Perfect Plan amplía el territorio de la marca. No habla solo de turismo, sino de ocio en un sentido amplio: naturaleza, gastronomía, nieve o experiencias locales. Es una promesa más flexible, más segmentable y mucho más alineada con lo que hoy demanda nuestro público.

En un mercado que tiende al catálogo infinito, buendía apuesta por la curación y el criterio. ¿Cómo se sostiene ese enfoque editorial cuando el objetivo es escalar con fuerza?

José: Escalar sin control no es una opción. Preferimos crecer bien antes que rápido. Escuchar al cliente, sorprenderlo y cuidar la experiencia es irrenunciable, y eso se refleja en que el 99% de nuestras experiencias terminan en aplauso.

Pablo: El viajero es cada vez más exigente y eso es positivo. Nos confía su tiempo, y eso nos obliga a mantener un nivel artesanal en todo lo que hacemos. No cambiamos la fórmula porque funciona y porque somos viajeros antes que operadores

La nueva arquitectura de marca amplía el ecosistema buendía con propuestas como Signature Plans o buendía Atelier. ¿Cómo se decide hasta dónde crecer sin diluir la esencia de la marca?

Pablo: La arquitectura de marca está pensada para crecer sin contaminar. Nos permite trabajar con distintos perfiles de cliente, B2C y B2B, y diferentes niveles de personalización, manteniendo siempre el sello buendía.

José: Desde una experiencia de un día hasta un viaje Signature o un plan completamente a medida, todo se basa en conexiones locales, control del detalle y en ofrecer algo que el viajero no podría vivir ni por su cuenta ni con otro operador. Signature de 7-8 días a Islandia, a un plan totalmente customizado en cualquier lugar del mundo. Todo se basa en conexiones locales, en asegurar hasta el mínimo detalle y en hacer sentir a quienes viajan o tienen experiencias con nosotros que no sólo es mejor que hacerlo con cualquier otro operador, sino también que hacerlo por su cuenta. Hacer darse cuenta y sentir al cliente que de otra manera no habría podido vivir el destino como lo hace con nosotros.

¿Cómo se comunica una propuesta basada en autenticidad sin caer en el típico discurso aspiracional del mercado de viajes?

José: Contándolo como viajero. Exploramos, testamos y vivimos los destinos antes de lanzarlos. No hablamos desde un escritorio, sino desde la experiencia real.

Pablo: Eso hoy es más relevante que nunca. En un contexto donde muchos contenidos suenan iguales, la autenticidad se nota cuando hay conocimiento real, equipos locales y una conexión viva con el destino.

¿Cómo se traduce una filosofía de “viajes más humanos y reales” a campañas, contenido editorial y presencia de marca?

Pablo: Somos la antítesis del turismo masificado. Conocer un destino no es hacer colas ni cumplir checklist. Es entender su ritmo, su cultura y su gente.

José: Moverse fuera de horas pico, descubrir rincones locales y devolver valor al destino genera una relación más sana entre viajero y lugar. Esa es nuestra forma de entender el turismo.

Habéis apostado por construir talento y operaciones desde Asturias con una clara ambición global. ¿Cómo se equilibra esa sensibilidad local con la necesidad de escalar internacionalmente?

José: Creemos en devolver talento a Asturias y en atraerlo. Estamos construyendo un proyecto con ambición internacional que permite desarrollarse profesionalmente desde aquí.

Pablo: No es una contradicción, es una ventaja competitiva. Combinamos sensibilidad local con visión global y equipos con experiencia internacional.

¿Qué esperan de 2026 en términos de posicionamiento, crecimiento de marca y presencia en nuevos B2B?

José: Que sea un año clave de crecimiento y consolidación: marketplace asentado, marca fuerte y operaciones maduras.

Pablo: Somos una travel-tech con una hoja de ruta clara en producto y tecnología. 2026 debe ser el año en que esa apuesta se acelere tanto en B2C como en B2B.



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