Emmanuel Roman (París, 62 años) es un hombre atípico en el convulso mundo de las finanzas. Lector voraz, apasionado del arte y amante del fútbol, vive en la soleada Los Ángeles, pero viaja con frecuencia a la bulliciosa Nueva York. Hijo de dos artistas franceses, criado en el bohemio barrio de Montparnasse, estudió matemáticas y economía, pero le gusta la filosofía. Roman, al que muchos conocen como Manny, diminutivo de Emmanuel, es el consejero delegado de Pimco, la mayor gestora de fondos de renta fija del mundo, con una cartera de más de dos billones de dólares. Pacific Investment Management Company (Pimco) es una filial de la aseguradora alemana Allianz. Invierte en bonos soberanos de los países, deuda municipal, corporativa, etc. Pimco es también el mayor acreedor de Prisa, grupo editor de EL PAÍS. Roman fue, además, consejero de Prisa entre 2010 y 2015.
El financiero francés es lo más parecido a un Albert Camus del mundo financiero. El dramaturgo de origen argelino escribió que todo lo que sabía sobre la moral lo aprendió jugando al fútbol. Roman, sin duda, lo hizo leyendo libros, pero a ambos les une la pasión por el deporte rey.
-¿Te gusta el fútbol?, dispara Roman a bocajarro al entrar en la sala donde se va a producir la entrevista. Lleva dos latas de Coca-Cola light en la mano. Es seguidor del PSG de París desde 1975 y está encantado con Luis Enrique, el entrenador que llevó al club a conseguir la primera Champions League de su historia. Conoce a la perfección los nombres de los grandes jugadores europeos. Su debilidad: un pequeño diablo que marca el compás del juego del Barça llamado Pedri. “Es increíble. Para mí es el gran héroe. Cuando él juega bien, el Barcelona juega bien”.
Recibe a EL PAÍS a primera hora de la mañana de un día frío y lluvioso de principios de diciembre en la sede de la compañía en Nueva York, a pocas manzanas de Times Square, el corazón de los anuncios de neón. Sin embargo, este francés cosmopolita, ingenioso y culto prefiere la discreción. Roman completó su formación como economista y trabajó en la Universidad de Chicago, en Goldman Sachs y Man Group antes de llegar a Pimco, donde fue nombrado consejero delegado en 2016, tras la polémica salida de Bill Gross.
Se muestra pesimista con Europa. Cree que debe emprender de forma urgente reformas estructurales y echa en falta la valentía que tuvieron los líderes europeos tras la Segunda Guerra Mundial. Advierte sobre la llegada de la ultraderecha y no duda de que la IA hará la vida más fácil en el futuro.
Pregunta. Dirige una de las empresas de gestión de activos más importantes del mundo. Desde esa posición tiene una visión privilegiada de la economía global. ¿Qué ve?
Respuesta. Creo que tiene un desempeño razonable. Se está invirtiendo una enorme cantidad de capital en inteligencia artificial (IA) y eso impulsa el crecimiento. La pregunta es: ¿estamos al comienzo de una burbuja en la que estamos invirtiendo demasiado en infraestructura de IA, en centros de datos y en chips, o estamos siendo testigos de una profunda transformación? Se puede tener cualquier opinión. Pero la realidad es que en términos de inversión es increíblemente profundo, por su tamaño: hay empresas que están invirtiendo 50.000, 75.000, 100.000 millones de dólares en centros de datos.
P. ¿Estamos viendo una burbuja?
R. Una de las cosas de las burbujas es que nunca se pueden predecir. Y si hay una, nunca se sabe cuándo va a estallar. Hay que ser increíblemente humilde con respecto a las burbujas. Es como predecir quién va a ganar la Copa del Mundo. Una parte de mí piensa que España tiene las mejores posibilidades, pero si Lamine Yamal se lesiona, puede que pierda opciones. Ya veremos.
P. Cuando el presidente Trump aprobó los aranceles “recíprocos” el 2 de abril, , muchos temieron una crisis en los mercados, pero ocho meses después el impacto es limitado. ¿Qué nos estamos perdiendo?
R. Los aranceles son más bajos de lo esperado y el mercado siempre tiene razón. La reacción inicial del mercado dictó la moderación de la Casa Blanca en términos de comercio bilateral. Rápidamente se vio una teoría de acuerdos bilaterales con Japón, Corea y, en cierta medida, con el Reino Unido, lo que ayudó al equilibrio comercial. Si nos fijamos en el tipo arancelario efectivo, es de alrededor del 13%. Podemos tener un largo debate sobre las ventajas y desventajas de los aranceles, pero la realidad es que están bajo control. Creo que el mercado lo tiene descontado.
P. Estados Unidos y China son rivales, pero también son socios comerciales que están obligados a entenderse.
R. Parece que hay un marco de acuerdo con China en términos arancelarios. Creo que es importante recordar que, en Estados Unidos, políticamente, China es realmente uno de los pocos puntos en los que ambos partidos están de acuerdo. La deslocalización de puestos de trabajo en Estados Unidos hacia el este y hacia China ha sido el mayor problema político de los últimos diez años. Yo pondría a China en una categoría diferente a la de todos los demás países.
P. Eclosión de la IA, cambios geopolíticos, descontento social, ¿estamos viviendo un momento histórico o tendemos a dramatizar demasiado?
R. Creo que dramatizamos un poco sobre lo que está sucediendo (en Estados Unidos). Hay una mejor forma de verlo: la volatilidad en general es baja y, al principio, el dólar perdió un poco de valor , pero se ha estabilizado totalmente, y ahora la volatilidad en el mercado de divisas y de los tipos de interés es mucho menor. Los tipos bajarán en los próximos 12 a 18 meses y la economía estadounidense no entrará en recesión.

P. Hablaba antes del riesgo de una burbuja en el negocio de la IA. Nunca antes en la historia se ha gastado tanto dinero en tan poco tiempo en un sector concreto.
R. Creemos que la IA es increíblemente transformadora en la forma en que las empresas hacen negocios y respecto a la productividad. La pregunta no es si hay burbuja o no. Es si los Siete Magníficos (Nvidia, Microsoft, Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Tesla) están gastando demasiado o no están invirtiendo lo suficiente. Y eso es increíblemente difícil de responder.
P. Entonces, ¿cuál es la situación?
R. Lo que está muy claro es que se necesitan centros de datos, se necesitan procesadores, se necesita energía. Hay toda una serie de tareas que la IA hará más rápido y mejor que los seres humanos. Creo que deberíamos aceptarlo, al igual que aceptamos las fábricas de algodón durante la revolución industrial del siglo XIX. Mejorará tu trabajo, mejorará mi trabajo y reducirá el tiempo que perdemos. Viene un mundo en el que se va a reducir el trabajo duro. Habrá una serie de trabajos, que, a través de la robótica, algún día puedan hacer los robots inteligentes. Son los que nadie quiere. Eso dará mejores condiciones de vida a las personas que ahora.
P. Pero se perderán miles de puestos de trabajo. ¿Qué va a pasar con eso?
R. No habrá trabajos suficientes, pero habrá otros nuevos. Siempre nos fijamos en los trabajos que desaparecerán, se nos da muy bien. Pero nunca se nos da bien ver todos los nuevos trabajos que surgirán. Un ejemplo: creo que la esperanza de vida aumentará porque la IA ayudará con nuevos medicamentos y con nuevas formas de investigación. Con una esperanza de vida más alta, habrá más trabajo en el sistema sanitario.
P. El problema en el negocio de la IA es que un puñado de empresas, que se están empezando a endeudar, mantienen relaciones circulares, son clientes y proveedores y accionistas unas de otras.
R. Son empresas con una situación única. Google, Meta, Microsoft y Oracle, todas tienen una calificación crediticia increíblemente robusta y la capitalización bursátil es increíblemente sólida. No estamos hablando de pequeños actores del mercado que piden dinero prestado. Estamos hablando de algunas de las empresas más sólidas del mundo, que básicamente piden prestado cuando nunca antes lo habían hecho. Estas empresas han recomprado bastantes acciones y hay muchas decisiones financieras que pueden tomar en términos de optimización del balance y, si es necesario, invertir más o menos, según vean crecer la demanda.
P. Hablemos de la Reserva Federal. Está viviendo las divisiones internas más profundas de su historia. Su independencia está bajo presión. ¿Cuál es su opinión sobre esa situación?
R. Si nos fijamos en la historia de la Reserva Federal, el presidente de la Fed siempre es un cargo político. Decir que nunca ha habido presión política sería un poco engañoso. El nombramiento de la Reserva Federal es un proceso político, pero no es un proceso simple, porque el Senado está muy interesado en que sea un perfil muy cualificado. Así que los dos favoritos que cumplen eso, si nos fijamos en el mercado de predicciones, son Kevin Hasset y Kevin Warsh. El mercado reaccionaría si no estuvieran cualificados. El presidente y el secretario del Tesoro elegirán a alguien en quien el mercado confíe para desempeñar el cargo, y luego con el tiempo veremos cómo lo hace.
P. Por otro lado, la Reserva Federal deberá lidiar con fuerzas contrapuestas: la inflación persistente por un lado y el deterioro del mercado laboral por otro. ¿Cómo ve el papel de la Fed en este momento?
R. No es una pregunta sencilla, porque el mercado laboral, según todos los estándares, está increíblemente ajustado en este momento. La pregunta es si eso es sostenible o no. Hay que ver qué ha pasado con la participación laboral, que se encuentra en mínimos históricos. El otro factor a tener en cuenta es que en los últimos 12 meses se ha producido un cambio total en la política de inmigración, pasando de una frontera abierta a una frontera totalmente cerrada. Esto ha creado una tensión en algunos sectores, en particular en el agrícola. Es una cuestión que, con el tiempo, habrá que abordar. ¿Qué significa esto para el mercado laboral? Creo que la economía estadounidense proporciona empleo. Por eso creo que, en cierto modo, la microestructura del mercado laboral es engañosa, porque, por ejemplo, si tomamos Utah como ejemplo, Utah tiene una tasa extremadamente baja de desempleo. Tiene un problema para atraer mano de obra. Así que hay Estados que básicamente tienen demanda de mano de obra y no pueden satisfacerla. La gran movilidad laboral estadounidense puede que ahora no sea tan alta como pensábamos. Así que podría haber una microestructura del mercado laboral en la que ciertos Estados necesiten desesperadamente mano de obra, y otros tienen desempleados, pero el mercado no se equilibra.
P. El debate sobre la asequibilidad ha dominado la política estadounidense en las últimas semanas, pero también es una cuestión económica. ¿Qué opina sobre ese debate?
R. Es un debate muy bueno. Si nos fijamos en el IPC, es solo una medida imperfecta de la inflación a la que se enfrenta la gente en su día a día. Hay pruebas de la inflación en los alimentos, donde la combinación entre la inflación y los aranceles ha perjudicado a la gente en términos de asequibilidad. La asistencia sanitaria sería otra de las partes que también ha afectado. Creo que fue una de las razones por las que los demócratas perdieron las elecciones el año pasado. La inflación siempre perjudica a las personas con ingresos más bajos antes de afectar al resto.
P. Nació en Francia, pero reside en Estados Unidos. ¿Cómo ve Europa desde allí?
R. En Europa en general y en Francia en particular, creo que las reformas que el Gobierno debería haber hecho en los últimos seis años son increíblemente decepcionantes. Siempre digo que hay que viajar al este, China, India, y ver cómo es la competencia global. Tenemos que comprender que el mundo es global. El Imperio francés terminó en 1715. Francia no está en una buena situación. Alemania lo ha hecho un poco mejor. España, sorprendentemente bien últimamente. Pero faltan reformas estructurales que, por ejemplo, Italia ha estado dispuesta a hacer en materia de jubilación, pero Francia no. Realmente es un problema, porque el contrato social no funciona. Es difícil imaginar ahora un sistema político en el que se toman decisiones difíciles. Además, los posibles resultados de las próximas elecciones presidenciales, con la ultraderecha creciendo en muchos países europeos, no son nada alentadores.

P. Quizá Francia sea un ejemplo de lo que ocurre en Europa, porque está polarizada políticamente, tiene un elevado nivel de gasto público y es incapaz de sacar adelante las reformas ¿Está Europa condenada a reducir su Estado del bienestar?
R. No hay otra manera. El nivel de deuda es demasiado alto. Que el mercado de bonos de Francia cotice más que España es bastante significativo. Hay dos salidas a esto: una es un mayor crecimiento; la otra es recortar el gasto público. En esencia, tener más crecimiento del PIB y más mano de obra en el sector privado y menos en el sector público. Y esas reformas son difíciles de llevar a cabo, pero la realidad es que hay que hacerlas. Y la pregunta es: ¿cuánto tiempo se puede esperar sin hacer nada hasta que realmente se produzcan?
P. Además, Europa tiene una elevada deuda, debe gastar más en defensa, afrontar la transición digital, la energética y tiene que hacer frente al envejecimiento de la población, lo que supone más pensiones.
R. No estoy seguro de que tengan que aumentar las pensiones.
P. Pero la población está envejeciendo.
R. Bueno, quizá habrá que cambiar la edad de jubilación. Las cuentas ya no salen. Entiendo lo traumático que es. Lo comprendo, pero simplemente no funciona.
P. Entonces, ¿han pasado ya los mejores años de Europa? ¿O hay una solución?
R. Me encantaría que hubiera una solución, pero es necesario que haya un proceso político en el que la gente esté dispuesta a observar lo que está sucediendo en todo el mundo y decir que toda la innovación tecnológica está en Estados Unidosque Asia es, el mercado laboral más eficiente, con gente que quiere salir de la pobreza, y que China es una gran máquina industrial. Tenemos que ser capaces de competir. Y eso no consiste en ser un lugar de vacaciones para los turistas chinos. Tiene que haber una lógica industrial. Es necesario que haya empresas que compitan a nivel mundial. Y hay algunas, como Zara (Inditex) o LVMH. De vez en cuando hay campeones europeos que lo hacen bien: Airbus es un ejemplo perfecto. Siemens Energy es otro. Pero hay muy pocos.
P. Sin embargo, tenemos la solución. Hace un año que Mario Draghi y Enrico Letta presentaron sus informes para que Europa ganara competitividad, pero la Comisión Europea no avanza.
R. Me temo que falta voluntad política. Europa nació esencialmente de una alianza franco-alemana tras la Segunda Guerra Mundial, en la que los dos presidentes dijeron: “Recordamos cómo fue la guerra. No queremos eso nunca más”. Había líderes fuertes. Ahora tenemos líderes que se enfrentan a retos mucho mayores y es mucho más difícil. Si te fijas en dónde están Berlín y París, ambos tienen gobiernos muy impopulares a los que se culpa de todos los problemas. Ambos países tienen partidos de extrema derecha preocupantes, con ideas que dejan mucho que desear, pero que están ganando terreno.
P. La economía española es una sorpresa en estos momentos ¿Cómo ve a España? ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta?
R. El problema más importante es el mismo que el de Europa: luchar y competir a nivel mundial. Ahora bien, la ventaja competitiva de España es su conexión con América Latina. Cuando se observa a los grandes campeones españoles, todos tienen un gran negocio en los mercados emergentes, y hay muchas razones para ser optimistas con respecto a México. Si a México le va bien, España se beneficiará. Es de alguna forma, el vestigio del antiguo imperio, pero parece funcionar. Si a México le va bien, no beneficia en nada a Francia ni a Alemania, pero sí a España y Portugal.
P. Hemos vivido un año de récord en Bolsa. Hay valoraciones muy altas tras años de crecimientos consecutivos ¿Cree que la burbuja puede estallar en los mercados?
R. La opinión de Pimco es que los mercados de valores, especialmente en Estados Unidos, están muy elevados. La renta fija es mucho más atractiva en este momento que la renta variable. Por lo tanto, pueden ocurrir una o dos cosas. O bien la renta fija tendrá muy buenos resultados y no pasará nada con la renta variable, o bien que la renta variable tendrá que bajar.
P. Pero la Bolsa está muy cara. Lleva subiendo desde 2010, sin contar la pandemia.
R. Los mercados pueden estar caros durante mucho tiempo.
P. Por último, ¿qué equipo va a ganar la Copa del Mundo?
R. España, es la favorita. Luego Francia e Inglaterra.






























