Del mismo modo que en las redes sociales abunda cada vez más el contenido basura generado con IA («AI Slop»), en los entornos laborales se está produciendo igualmente un fenómeno análogo: el workslop»
Aun cuando la inteligencia artificial (IA) es el pan nuestro de cada día en cada vez más empresas, lo cierto es que el uso masivo de la tecnología de moda en los entornos laborales no lleva aparejados demasiados efectos positivos (más bien lo contrario). De acuerdo con un estudio de MIT Lab, el 95% de las empresas que se han arrojado ya en los brazos de la IA confiesan que esta tecnología no les ha reportado ningún resultado positivo realmente medible.
Pese a que en las empresas se invierten actualmente entre 30.000 y 40.000 millones de dólares en IA, los beneficios emanados de esta tecnología son todavía más bien nimios. Pero, ¿por qué la IA, que tanto prometía espolear la productividad en el seno de las empresas, no está echando brotes verdes en los entornos laborales? MIT Media Lab se ha aliado con Betterup Labs para tratar de buscar respuestas a esta pregunta en una investigación de la que se hace eco Harvard Business Review.
De acuerdo con los autores del estudio, del mismo modo que en las redes sociales abunda cada más la basura digital («AI Slop») como consecuencia de la fragorosa entrada en escena de la IA, en los entornos laborales se está produciendo igualmente un fenómeno análogo que responde a la denominación de
«workslop».
Del «AI Slop» en las redes sociales al «workslop» en los entornos laborales
Con el término «workslop» los investigadores se refieren a los documentos generados con IA (textos, informes o presentaciones) que se generan rápidamente con el soporte de la tecnología de moda y cuya calidad es aparentemente buena, pero deja en realidad mucho que desear. La profusión del denominado «workslop» se traduce en que quienes deben trabajar a continuación sobre este tipo de documentos deben rehacerlos a menudo casi por completo, lo que merma a la postre de manera más que notable la productividad dentro de las empresas.
En el marco de la investigación emprendida por MIT Media Lab y Betterup Labs fueron entrevistados más de 1.000 trabajadores en Estados Unidos y el 40% confirmó que había sido confrontado con «workslop» en el transcurso del último mes. El contenido basura nacido de las entrañas de la IA afecta además todos los estamentos dentro de las empresas, desde directores a supervisores, pasando por subordinados.
Quienes tienen que bregar en el desempeño de su trabajo con documentos adscritos a la categoría de «workslop» deben descifrar en primer lugar el contenido de tales documentos y a continuación decidir que hacer con ellos. En el peor de los casos los recipientes de documentos «workslop» tienen que empezar desde cero y repetir una tarea que ya estaba supuestamente finiquitada.
A veces, y por culpa de los documentos «workslop», los empleados deciden devolver asimismo los documentos para solicitar una nueva versión, lo que propicia de nuevo una demora en los flujos de trabajo y termina lastrando la productividad dentro de las empresas (con los costes que ello trae consigo).
El «workslop» socava la productividad y se traduce también en cuantiosos costes para las empresas
Los investigadores estiman que el fenómeno del «workslop» cuesta a las empresas hasta 186 dólares cada año. Y las compañías de tamaño más grande los costes asociados al «workslop» alcanzan a menudo varios millones de dólares.
El problema del «workslop» va, no obstante, más allá de los costes extra y socava también en último término la moral de los empleados y la colaboración dentro de los equipos de trabajo.
Quienes tienen que lidiar en primera persona con el «workslop”» reaccionan a menudo airados y se sienten también confundidos y hasta atacados personalmente, lo que les lleva a cambiar radicalmente la percepción de sus colegas de trabajo.
Los trabajadores que generan contenido basura con la ayuda de la IA son contemplados por aproximadamente el 50% de sus colegas como menos creativos, menos capaces y menos confiables. Y también, pero en menor medida a quienes dan alas al «workslop» en los entornos laborales se les percibe como menos inteligentes y menos dignos de confianza. Además, una tercera parte de los empleados consultados en el marco de la investigación confiesa que preferiría trabajar menos en el futuro con quienes dan fuelle al «workslop» con la connivencia de la IA.
Pese a que las conclusiones del estudio son a bote pronto bastante desalentadoras, lo cierto es que los propios autores restan importancia a la «mala fama» que el mal uso de la IA podría granjear a quienes utilizan esta tecnología en los entornos laborales, puesto que en este tipo de contextos siempre ha habido en realidad personas menos entusiastas y menos capaces.
Para atajar este problema, los autores de la investigación sugieren que los equipos directivos de las empresas deberían desarrollar políticas específicas para hacer un uso adecuado de la IA y entrenar apropiadamente a sus empleados en base a tales políticas.































