
Para el comisario de Energía y Vivienda, Dan Jorgensen, la Unión Europea necesita más redes, más interconexiones para lograr los tres objetivos más importantes de su cartera: rebajar los precios de la energía, asegurar el suministro y lograr la descarbonización. En definitiva, una cuadratura del círculo que para este político socialdemócrata danés de 50 años pasa por reforzar las interconexiones. “Está muy claro que necesitamos muchas más energías renovables con mayor rapidez. Y el mayor peligro que veo, con diferencia, es que no estamos lo suficientemente conectados y que nuestras redes no cumplen con los estándares que necesitamos. El problema es doble”, explica en una conversación con un grupo de medios europeos, entre ellos EL PAÍS, un día antes de presentar los planes de la Comisión Europea en la materia.
La necesidad de mejorar las interconexiones y las redes se subrayan desde hace tiempo como una clave de para que la Unión haga su transición hacia una economía descarbonizada. Y Jorgensen lo comparte: “Necesitamos que nuestra red eléctrica sea el doble de grande de lo que es ahora. Hay que expandirla de forma radical”. Dar el salto que pretende es, en su opinión, ahorro. Con el despliegue actual, sus números dicen que la UE ya economiza unos 34.000 millones de euros al año. “Pero el potencial es mucho mayor”, continúa.
Jorgensen, como la mayor parte del Ejecutivo de la UE, cita al expresidente del BCE, Mario Draghi, y a su informe para impulsar la competitividad europea, como argumento para defender sus propuestas. También defiende que esta necesidad de reforzar las redes, especialmente entre países, no se ha tomado suficientemente en serio. No le falta razón. Es fácil encontrar voces de responsables energéticos defendiéndola que no tienen su desarrollo posterior, sobre todo en Francia, país que ha arrastrado los pies tradicionalmente para desarrollar las interconexiones con la península Ibérica. Un ejemplo: la red eléctrica peninsular debía tener en 2020 un capacidad de conexión del 10% con el vecino del norte y una década después del 15%; está en el 3% en 2025.
Este ejemplo es muy conocido en España. Para hablar de su país, Jorgensen habla de lo que le ha costado lanzar un proyecto que conectara Dinamarca y Alemania que puso sobre la mesa siendo ministro de Energía danés en 2020. “Las negociaciones entre los dos Gobiernos están finalizando ahora. Luego habrá que empezar a construirlo. Quién sabe cuándo. Esto demuestra lo que tardan en hacerse cosas así”, lamenta.
“Necesitamos una planificación más de arriba abajo. Habrá quien dirá: ‘¿Eso es darle más poder a la UE?’ Sí, esto es lo que estamos haciendo. ¿Significa quitarle poder a los Estados? No, esto no es un juego de suma cero», explica sin que se le pregunte. Las herramientas para dar este paso son “asumir responsabilidad política, elaborar escenarios, elaborar planificaciones, dar datos”. “Todo lo que hoy no se está haciendo, o si se está haciendo es de abajo arriba. Por supuesto, lo haremos en estrecha colaboración con los Estados miembros”, avisa.
No baja al detalle todavía. Las medidas tienen que pasar por el Colegio de Comisarios este miércoles. Sí que habla de dinero. Apunta que ahora hay unos 6.000 millones de euros para impulsar interconexiones y en el próximo presupuesto interanual habrá 30.000 millones. Pero aun así, sabe que habrá que convencer a las capitales. Aunque espera “un gran apoyo”, reconoce que ”es necesario que exista la voluntad política de empezar de cero y hacer las cosas de forma completamente diferente». “No puedo excluir que algunos Estados miembros no estén preparados para dar este paso, pero realmente creo que ahora es el momento adecuado”, explica.
Para defender las bondades de reforzar las redes, Jorgensen explica que hasta un país como Francia, “que quizá en ocasiones se ha mostrado un poco más reacia”, está evitando apagones cada año por el grado de interconexión que tiene con otros Estados. Recurre a un informe francés de 2021 que dice que la Unión Energética evitó 40 apagones. Es inevitable que en la conversación aparezca el apagón de la Península en abril: “No diré que haya conexión directa con lo que ocurrió [en España y Portugal], porque las conclusiones preliminares indican que probablemente se trate principalmente de un problema técnico local. No obstante, no habría sido tan fácil restablecer el servicio rápidamente si no hubiera sido por las conexiones”, concluye.































