El mayor campus de Cataluña, el de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), empieza a sufrir las primeras consecuencias del aumento de casos confirmados de peste porcina, que suman hasta el momento 13. Desde el pasado martes, los estudiantes empezaron a recibir a través de la aplicación de la universidad las nuevas orientaciones. Todas las actividades programadas en entornos naturales están prohibidas de manera indefinida, entre ellas los ensayos de la colla castellera del campus y las zonas de convivencia, como el pícnic. La medida busca limitar el movimiento de personas por áreas potencialmente contaminadas por el paso de jabalís, una de las vías más frecuentes de propagación del virus. En menos de una semana, los alumnos y trabajadores han notado el impacto. “Ha venido de golpe, como la pandemia. Primero cierran el pícnic, el espacio abierto donde comemos, y después no sabemos qué puede pasar”, afirma Alexandra Fernández, trabajadora de una de las cafeterías.
El primer jabalí muerto, el caso cero, apareció en el campus, muy cerca del laboratorio del CReSA, y este jueves se encontró otro animal sin vida. El asunto ha encendido las conversaciones entre los estudiantes en los pasillos, incluso antes de que ayer el Ministerio de Agricultura abriese una investigación para ver si el virus puede haber salido de un laboratorio próximo. De confirmarse, todas las miradas se situarían en el laboratorio del Centro de Investigación de Sanidad Animal (CReSA) situado junto al campus.

La presencia de jabalíes es habitual en la UAB. Mateo Díaz, estudiante, lo confirma a las puertas de la biblioteca de Ciencias Sociales: “Ayer, no tan tarde, sobre las ocho, me encontré un grupo de jabalís cerca de la estación. Pero ahora todo el camino por el bosque hasta la estación está cerrado, tenemos que ir por la carretera”.
Mateo es uno de los alumnos directamente afectados por las nuevas restricciones: “La semana que viene tendremos que ensayar con la colla castellera en Sabadell”, lamenta. A pesar de que las medidas se aplican dentro del campus, toda la zona próxima al parque de la Collserola ha visto alterada su rutina. Lucas González explica que los efectos de la peste porcina ya se notan por el bloqueo de actividades cotidianas: “El miércoles por la mañana una amiga no llegó a tiempo a clase porque un jabalí, asustado, fue atropellado por un ferrocarril de la S3 y todo se retrasó”. También alerta de que en el bosque cercano a la casa de sus tíos están tirando veneno por todas partes y pasear con perros se ha vuelto muy peligroso por el riesgo de intoxicación.
Foto: Kike Rincon
La presencia de jabalís en la UAB, rodeado de parques y zonas verdes, es habitual, pero muchos coinciden en que en los últimos años su número había bajado, en gran parte debido a la sequía y a las medidas de control aplicadas, como cambiar los contenedores para impedir que accedieran a la comida o mantener el campus más limpio, sin restos alimentarios.
Sin embargo, no todos coinciden en que estas medidas sean suficientes para contener la circulación de los animales y el avance de la enfermedad. Alexandra, la camarera de la cafetería, observó ayer mismo varias raíces revueltas cerca del pasillo del pícnic, la zona donde muchos estudiantes pasan su tiempo libre comiendo o estudiando. “Ayer eso no estaba, tengo la sensación de que han pasado por aquí esta noche”, comenta mientras señala un parterre lleno de tierra removida. “Puede ser otro animal, pero sabemos que ellos también comen raíces y planta. Por más que mantengamos todo limpio, van a seguir pasando porque este es su hábitat, su entorno natural”, afirma.
Pese al cierre temporal de algunos espacios y la suspensión de varias actividades estudiantiles, la dirección de la Universitat Autònoma subraya que no se contempla el cierre del campus y que esa posibilidad “no está sobre la mesa”. Según han comunicado, el acceso en coche o transporte público sería suficiente para evitar el riesgo de contagio, aunque insisten en la recomendación de circular solo por las calles y carreteras, no por los caminos rurales, y en no dejar residuos orgánicos.
El objetivo de las medidas, según subrayan desde la dirección, es doble: impedir que los jabalíes accedan a restos de comida y evitar que las personas actúen como vectores del virus fuera de la zona de contención. En los próximos días advierten de que “puede haber presencia de Agents Rurals y policía en el operativo”. Además, piden a toda la comunidad académica no tocar animales vivos o muertos, avisar al 112, mantener la distancia y llevar siempre a los perros atados. Aunque la enfermedad no afecta a los humanos, es altamente contagiosa entre cerdos y jabalíes, con una mortalidad que puede llegar al 100%, por lo que se ha activado una zona de vigilancia de 20 kilómetros. También han comunicado que se aplaza la Carrera de la UAB en apoyo a La Marató de 3Cat prevista para el 14 de diciembre.































