Carlota Sánchez, fundadora de You Are The Princess, repasa sus inicios, el crecimiento de la compañía, el impacto de su estrategia orgánica en redes y la apuesta por MET, su nueva marca de maquillaje.
Carlota Sánchez puso en marcha You Are The Princess, una marca que hoy se ha convertido en un grupo empresarial con más de 30 marcas propias, presencia en 13 países y una comunidad digital que supera los 230 millones de visualizaciones orgánicas.
En esta conversación con MarketingDirecto.com – MKD, la emprendedora repasa sus inicios, los retos de escalar un modelo low cost sin renunciar a la calidad, el éxito viral de su estrategia social y el lanzamiento de MET, su propuesta de maquillaje adulto que marca una nueva etapa para el grupo.
Con solo 3.000 euros y un portátil conseguiste levantar una marca que hoy factura más de 15 millones. ¿Qué te impulsó a emprender y cómo recuerdas esos comienzos?
En realidad, poca gente conoce la historia. No todo es tan bonito como parece. En realidad, mis primeros trabajos fueron de becaria, como cualquier joven hoy en día. Comencé a crecer y acabé siendo jefa de consultoría, liderando a un equipo de profesionales en SAGE. Sin embargo, el trabajo no terminaba de llenarme del todo, sentía que no estaba hecha para trabajar en corporaciones y decidí que debía emprender mi propio camino.
El inicio por supuesto no fue sencillo y lo recuerdo con muchas idas y venidas. Comencé a traer productos para Juan José Carballo, todo un reto personal, pero que me abrió las puertas de este maravilloso mundo. Poco a poco fuimos creciendo como empresa y hasta día de hoy. Comencé siendo yo sola frente a un ordenador y ahora somos más de 50 personas que buscan seguir creciendo como empresa y como personas ofreciendo siempre los mejores productos.
¿Qué crees que hizo diferente a You Are The Princess en un sector tan competitivo como el de la belleza?
La clave para nosotros siempre fue tener una misión clarísima: democratizar la belleza. ¿Y cómo lo hicimos? Con nuestra famosa fórmula: precio low cost, sí, porque todo el mundo tiene derecho a sentirse una princesa, pero sin que eso signifique bajar la guardia. Por eso, siempre hemos mantenido una calidad de producto altísima, la gente alucina cuando ve el precio y la calidad.
Además, somos camaleónicos; vivimos pegados a las tendencias. Lo que se lleva, lo tenemos. Y lo que aún no se lleva, lo lanzamos. Pero donde realmente marcamos la diferencia es en la calle y en el móvil: escuchamos a nuestra comunidad, somos súper ágiles y, francamente, tenemos un don para hacernos virales en redes. Cuando un producto nuestro se pone de moda, arrasa. Es esa mezcla explosiva de ser accesible, de buena calidad, súper moderno y estar siempre donde están ellas lo que nos hizo diferentes.
Hoy cuentas con más de 30 marcas propias y presencia en trece países. ¿Cuál ha sido el mayor reto de pasar de un proyecto personal a un grupo empresarial en expansión?
Sin duda, la estructuración y la gestión del crecimiento exponencial. Mantener nuestro compromiso de buena calidad y precio low cost mientras multiplicábamos las referencias y entrábamos en nuevos mercados (13 países) requirió una inversión enorme en la cadena de suministro, logística y control de calidad. Adaptarnos a las tendencias y hacernos virales no podía diluirse.
El desafío fue seguir siendo esa marca fresca y cercana que escucha a sus clientas, para traerles siempre los mejores productos. Por supuesto, gestionar a todos los equipos también es un gran reto. Cuento con un equipo increíble de profesionales que hacen que mi trabajo sea mucho más sencillo, porque tengo confianza plena en ellos y en su trabajo.
Habéis lanzado MET, una marca más adulta dentro del grupo. ¿Qué la inspiró y qué aporta de nuevo a vuestro universo de belleza?
Cuando miramos a nuestra comunidad, vimos que teníamos a muchísimas clientas que crecían con nosotros, pero que a veces buscaban una estética un poco más adulta o sofisticada, aunque sin renunciar a nuestra esencia.
Ahí es donde entra MET. La inspiración fue muy simple: seguir acercando el mundo del maquillaje a todas las personas, pero, sobre todo, aprovechar la oportunidad de abrirnos en un nuevo mercado. Hay que recordar que en You Are The Princess no teníamos productos de maquillaje como tal; estábamos muy enfocados en accesorios, cuidado y gadgets.
Con MET, lanzamos una gama completa y madura de productos que abarca todas las categorías del maquillaje, desde ojos a labios, pasando por mejillas o cejas, con packagings más elegantes. Lo más importante es que lo hacemos manteniendo nuestro ADN innegociable: productos low cost, de buena calidad. El éxito de ventas desde su lanzamiento en septiembre de 2024 nos demuestra que dimos en el clavo y que el mercado estaba esperando esta evolución de nuestro grupo.
Más de 230 millones de visualizaciones en redes sociales os avalan. ¿Cuál dirías que ha sido la clave para conectar con las nuevas generaciones?
Nuestra estrategia es puramente orgánica, lo que es un gran desafío y, a la vez, nuestro mayor activo: no usamos nada de paid media. Todo el ruido que generamos es real.
Esto solo es posible porque estamos constantemente pegados al pulso digital para adaptarnos a las tendencias del momento, o incluso crearlas, consiguiendo videos virales, y de calidad. Las nuevas generaciones no quieren que les vendan productos; quieren contenido que les divierta, les sorprenda y les sirva. Si el contenido es bueno, el producto se vende solo. Al ser todo orgánico, la conexión que creamos es cien por cien transparente, y eso, para los jóvenes, no tiene precio.
El 95% de tu equipo está formado por mujeres. ¿Qué significa para ti liderar un proyecto con un ADN tan femenino?
Liderar un proyecto con un ADN tan femenino significa primero, una conexión brutal con nuestro público. Al final, nosotras somos las usuarias de nuestros propios productos; entendemos las necesidades, los rituales y los problemas de belleza de nuestras clientas de una forma innata. Eso se traduce directamente en la calidad y el diseño de lo que lanzamos.
Pero, más allá del negocio, para mí es un orgullo y una enorme responsabilidad. Significa liderar desde la empatía, el talento y la conciliación, creando un entorno donde todas nos sintamos escuchadas y valoradas. Es una fuerza imparable. Por supuesto, tampoco seríamos nada sin nuestros chicos; aportan visiones valiosísimas, rompen sesgos y nos ayudan a entender que la belleza y el self-care son para todos. Ellos son el recordatorio de que nuestra misión de democratizar la belleza es universal.
¿Cómo imaginas el futuro de la belleza y qué papel jugará You Are The Princess en esa transformación?
El futuro de la belleza va, sin duda, hacia la personalización, la sostenibilidad y, crucialmente, la transparencia total. La gente ya no quiere marcas que dicten, sino aliadas que le ofrezcan soluciones reales sin trucos.
Y en esa transformación, el papel de You Are The Princess será fundamental. ¿Por qué? Porque nuestra base de siempre es justo lo que el futuro pide: seguir ofreciendo productos de calidad que sean accesibles para todos. No se trata de cambiar radicalmente, sino de elevar nuestro ADN.
Vamos a seguir siendo los más rápidos en adaptarnos a las tendencias, pero ahora con un foco aún mayor en la innovación ética. Seguiremos siendo ese pulso ágil que está en las redes, pero usando esa conexión orgánica para empujar una belleza más honesta, más diversa y, por supuesto, seguir demostrando que la mejor calidad no tiene por qué costar una fortuna.






























