
El año que está a punto de acabar ha estado marcado por dos victorias de calado para los fabricantes de coches en el ámbito de la regulación europea. La primera, que tuvo lugar en marzo, fue la suspensión para 2025 y 2026 de las multas para aquellas marcas que incumplan los objetivos de emisiones de CO2 de los coches nuevos que establece la normativa CAFE, que entró en vigor en enero. Tras presionar a la Comisión Europea, esta estableció que las emisiones del periodo 2025-2027 se contarán de forma conjunta, por lo que las sanciones se posponen, dando más tiempo a los fabricantes para incrementar sus matriculaciones de eléctricos. La segunda, se produjo este diciembre, con el anuncio de la Comisión Europea de flexibilizar los objetivos de emisiones para 2035: ese año, finalmente no se prohibirá la venta de vehículos de combustión.
Cerrados ya esos frentes, sobre todo gracias a la presión de los grandes fabricantes de automóviles alemanes, ahora el sector apunta a un 2026 en el que tendrá que saltar al campo de juego y disputar el partido con las marcas chinas. El sector necesita volver a aumentar ganancias tras los pronunciados descensos de este año —algo en lo que han influido, y mucho, los aranceles aprobados por la administración estadounidense de Donald Trump—. Para ello, el motor lanzará al mercado una batería de coches eléctricos de en torno o por debajo de la barrera de los 25.000 euros sin contabilizar ayudas. Y ahí, España jugará un papel importante: buena parte de estos modelos se harán en el país, concretamente en las plantas del grupo Volkswagen en Navarra y Barcelona. La primera ensamblará el Volkswagen ID. Cross y el Skoda Epiq; mientras que la segunda hará el Cupra Raval y el Volkswagen ID. Polo.
Volkswagen ha asegurado en varias ocasiones que estos modelos son su apuesta para “democratizar” la movilidad eléctrica, aunque de cara a 2027 apuesta por lanzar un modelo por debajo de los 20.000 euros, que se hará en Portugal. La Península Ibérica será su centro de producción de vehículos eléctricos asequibles, algo indispensable si quiere cumplir con los objetivos de emisiones de los próximos años. Renault, por su parte, comenzará a entregar a principios de año las primeras unidades de su nuevo Twingo, un modelo eléctrico por debajo de los 20.000 euros sin ayudas.
Estos modelos serán aún más baratos en España al sumar las ayudas públicas a la compra del Plan Auto+ en el que trabajan el Ministerio de Industria y la patronal de fabricantes de coches, Anfac, que servirá para subvencionar las compras que se hagan a partir del 1 de enero. Hasta entonces seguirá operando el Moves y la deducción de un máximo de 3.000 euros en el IRPF por la compra de un electrificado.
Las nuevas ayudas, sin embargo, también servirán para subvencionar la compra de eléctricos de los competidores chinos, que han encontrado en España su punto de entrada preferido a Europa. Ganvam, patronal que representa a los concesionarios y a los talleres, destacó en su encuentro de prensa navideño que las marcas chinas tienen el doble de penetración en España que en el resto de la UE, con una cuota de mercado del 10%.
A las ya conocidas por el público español como BYD, MG u Omoda, se sumarán el año que viene otras como Great Wall Motor (GWM) —que en un principio había desistido del mercado europeo, pero en octubre anunció el lanzamiento de siete modelos para el Viejo Continente—, Changan o Lepas. Esta última pertenece al grupo Chery, que ya cuenta en Europa con otras marcas como Jaecoo y Ebro. Ello supone más competencia para fabricantes como Volkswagen, Renault o el grupo Stellantis, que en el ámbito del coche eléctrico acaban de presenciar la llegada al mercado de la versión más barata del Tesla Model 3. Con él, la compañía de Musk busca recuperar algo del inmenso terreno perdido este año, en el que ha cedido mucha cuota de mercado.
El Kia EV2, el modelo eléctrico más asequible hasta la fecha de la marca surcorena, que se hará en Europa, asoma también como un fuerte contendiente para las firmas tradicionales. Su hermano mayor EV3 fue el segundo eléctrico más vendido en España entre enero y noviembre, solo por detrás del Tesla Model 3.
España luchará por atraer más inversiones
Más allá de la batalla entre los fabricantes de coches, España buscará atraer más inversiones industriales para afianzar su posición como un hub europeo de electromovilidad. Para ello se ha lanzado el Plan España Auto 2030, en el que se contempla aumentar entre 300.000 y 400.000 unidades la producción anual de coches, lo que equivale a la actividad de una planta estándar. El plan irá acompañado, además de ayudas a la compra y a la instalación de puntos de recarga en carretera, de un nuevo Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (Perte VEC) dotado con 580 millones de euros.
A ese programa es posible que apunten algunos fabricantes chinos que ven a España como candidata a albergar una nueva planta, como son los casos de GWM, BYD o MG. Otro fabricante al que se busca seducir es a Renault, compañía que cuenta con dos plantas en Palencia y Valladolid, que a día de hoy están orientadas exclusivamente a la producción de híbridos. La compañía está centrada en llenar sus fábricas francesas de eléctricos, donde tiene una capacidad máxima de producción de 600.000 al año, algo que parece más encaminado tras el acuerdo firmado con Ford para hacer dos modelos de la estadounidense en Francia. El objetivo del grupo galo es hacer un millón de eléctricos anuales en 2031 y para ello necesitará producir en otros países como España. Si bien la automovilística aún no ha confirmado la fabricación de sus primeros eléctricos en el país, será un tema que se tratará en la negociación del nuevo convenio colectivo que entrará en vigor en 2026.































