
La fiebre del oro continua este miércoles de Nochebuena. La onza del metal dorado se paga por primera vez por encima a más de 4.500 dólares, tras anotarse un alza en el entorno del 1%. El activo refugio por excelencia acumula una revalorización superior al 70% en 2025, ejercicio que finalizará como su mejor año desde 1979. También la plata avanza yrevalida sus máximos históricos, al igual que el cobre.
Las expectativas de bajadas de tipos en EE UU, la caída del dólar y la inestabilidad geopolítica impulsan a los dos metales preciosos. En ambos casos, se encaminan a marcar sus mayores ganancias anuales desde 1979. El miedo a la escasez impulsa al metal industrial, clave para la transición energética.
El oro se ha disparado por el aumento de las compras de los bancos centrales y la entrada de dinero en fondos cotizados (ETF) respaldados por lingotes. Los agresivos movimientos de Trump para remodelar el comercio mundial, así como sus amenazas a la independencia de la Reserva Federa, avivaron el vertiginoso rally a principios de año.
Otro de los factores que propulsan al oro han sido los bancos centrales, que han acelerado las compras desde el estallido en 2022 de la guerra en Ucrania. El papel de los guardianes de la política monetaria como compradores es crucial en la intensidad del alza de su precio. El Banco Central de China es uno de los compradores más destacados y, según los expertos, ha adquirido el metal en cantidades que se sospecha serían superiores a las declaradas oficialmente. Una falta de transparencia común en definitiva a los activos que se convierten en geoestratégicos.
Además de las compras de oro por parte de los bancos centrales, la perspectiva de nuevos recortes de tipos por parte de la Fed en 2026,especialmente después de que el dato de inflación del 2,7% en noviembre fuera mucho mejor de lo esperado, empuja a la baja la cotización del dólar frente a las principales monedas, abaratando así la compra de oro por inversores no estadounidenses.
Así, los inversores se han alejado de los bonos soberanos y de las divisas en las que están denominados por temor a que su valor se erosione con el tiempo debido a los niveles de deuda disparados.
Además del oro, el precio de la plata aceleraba este miércoles su particular ‘rally’ con una subida del 2,3% respecto de la sesión anterior, hasta alcanzar un nuevo récord de 72,75 dólares por onza. En 2025, el precio de la plata acumula un alza en el entorno del 150%.
En el ámbito de los metales industriales, destaca el cobre, clave para la transición energética. La amenaza de aranceles y una escasez de oferta persistente han disparado el precio del cobre en más del 30% este año, un alza a la que los analistas dan continuidad en 2026, con previsiones que apuntan a que el metal podría llegar incluso a los 15.000 dólares la tonelada.
A falta de pocos días de negociación para el cierre del año en la Bolsa de Metales de Londres (LME), el cobre ha subido casi un 40% en su mayor ganancia anual desde 2009. Este meta se ha impulsado en los últimos meses a medida que la creciente preocupación por el recorte de la oferta mundial ha pesado más que la desaceleración de la demanda. El cobre es también imprescindible para la construcción de los centros de datos.
La evolución del precio del cobre es una señal clara del creciente estrés en el suministro, y las difíciles negociaciones para los contratos anuales de mineral resultaron en un acuerdo en el que las fundiciones recibirán poco más de cero dólares en concepto de tarifa de procesamiento, su nivel histórico más bajo.
De hecho, debido a que sus márgenes de beneficio se han desplomado, algunas fundiciones se han visto obligadas a cerrar o reducir la producción. Nuevas interrupciones podrían aumentar la presión sobre el suministro de metal refinado que se negocia en la LME y otras bolsas de futuros.































