
China anunció este lunes que impondrá aranceles provisionales de hasta el 42,7% a las importaciones de determinados productos lácteos procedentes de la Unión Europea, tras concluir de forma preliminar que reciben subvenciones de Estado y han causado un “daño sustancial” a la industria láctea china. La decisión golpea a varios de los principales exportadores comunitarios al mercado chino, entre ellos España, cuyas ventas de estos productos al gigante asiático alcanzaron alrededor de 82 millones de euros en 2024, según cifras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español (MAPA).
El Ministerio de Comercio chino señala en un comunicado que las medidas, que entrarán en vigor este martes, se aplicarán en forma de depósitos en garantía que los importadores deberán abonar en la aduana china, lo que encarece de inmediato su acceso al mercado. Los recargos oscilarán entre el 21,9% y el 42,7%, en función de la empresa exportadora europea, y se calcularán sobre el valor en aduana de la mercancía. Cinco compañías españolas figuran entre las afectadas, a las que se ha asignado un tipo del 28,6% por haber colaborado con las autoridades chinas durante la investigación.
La decisión, que se ha tomado en un contexto de sobreoferta y menor demanda en el mercado doméstico, es el resultado de una investigación iniciada en agosto de 2024, tras una solicitud presentada por la Asociación China de la Industria Láctea y la Asociación China de la Industria de Productos Lácteos.
Según indica el Ministerio de Comercio chino, se han analizado las importaciones realizadas entre abril de 2023 y marzo de 2024, y evaluado el impacto de esas compras sobre el sector nacional durante el periodo 2020-2024. De acuerdo con las conclusiones preliminares, las autoridades chinas consideran que los productos investigados reciben ayudas públicas y que esto ha afectado a la industria láctea nacional, lo que ha motivado la adopción de aranceles provisionales mientras continúan las pesquisas.
Entre los programas de apoyo citados, figuran ayudas a la conservación ecológica, subvenciones a jóvenes agricultores, apoyo al almacenamiento de productos lácteos y fondos de desarrollo rural aplicados en varios Estados miembros. Aunque el comunicado no singulariza a España de forma expresa, estas políticas forman parte del entramado de la Política Agraria Común, de la que también se benefician los productores españoles.
Las medidas afectan a un amplio abanico de productos que incluye quesos frescos, cuajadas, quesos procesados y quesos azules, así como leche y algunos tipos de nata. Las autoridades chinas señalaron que las empresas que no cooperaron en la investigación (en su mayoría, francesas) se enfrentarán a los porcentajes más elevados, mientras que otras recibirán tasas más bajas dentro del rango anunciado.
Para España, el impacto es especialmente sensible. Aunque Francia lidera las exportaciones europeas de lácteos a China, los datos de la Administración General de Aduanas del gigante asiático sitúan al país ibérico entre los principales proveedores europeos, junto con Italia, Dinamarca y Países Bajos. En el caso español, el mercado chino ha sido clave para la expansión internacional de quesos y otros productos lácteos de mayor valor, que encuentran en China un nicho de consumidores de renta media y alta.
Según cifras oficiales de Agricultura, los lácteos son la quinta mayor partida de productos agroalimentarios que España exportó a China en 2024. Se sitúan por detrás del porcino, el aceite de oliva, las bebidas alcohólicas y los productos de pesca. El año pasado, las exportaciones agroalimentarias españolas a China tuvieron un valor de 1.968 millones de euros, un 13,2% menos que el año anterior.
La noticia llega en un momento de creciente tensión comercial entre Pekín y Bruselas, después de que la UE impusiera aranceles adicionales a los vehículos eléctricos fabricados en el gigante asiático, alegando que se benefician de subvenciones estatales. China ha rechazado esas acusaciones y ha activado varias investigaciones comerciales sobre productos europeos.
La semana pasada, Pekín anunció la imposición definitiva de gravámenes de entre el 4,9% y el 19,8% a las importaciones de carne de cerdo procedentes de la UE durante un periodo de cinco años, tras una investigación por competencia desleal iniciada en 2024. El golpe arancelario, si bien mucho más bajo de lo que la industria esperaba recibir, se interpretó como una represalia vinculada al conflicto en torno a los vehículos eléctricos chinos.
Bruselas ha criticado la investigación sobre los lácteos desde su inicio. En septiembre de 2024, la Comisión Europea llevó el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), al considerar que las pesquisas chinas se basaban en “acusaciones cuestionables y pruebas insuficientes”, según declaró entonces el comisario europeo de Comercio, Valdis Dombrovskis.
No obstante, el Ministerio de Comercio chino afirma que la investigación se llevó a cabo conforme a los principios de “equidad, imparcialidad, apertura y transparencia”. Y de acuerdo con la legislación nacional y las normas de la OMC, “protegiendo plenamente los derechos de las partes interesadas”.
Los gravámenes permanecerán en vigor mientras avanza la investigación. Luego podrían convertirse en definitivos o ser retirados en función de las conclusiones. La medida contará previsiblemente con el visto bueno de los productores chinos, que lidian con un exceso de oferta de leche y una caída de los precios. China es el tercer mayor productor de leche del mundo e instó el año pasado a contener la producción y a sacrificar a las vacas más viejas y menos productivas.






























