Los Premios EIT Food celebran siete ediciones reconociendo un periodismo agroalimentario que conecta innovación, sostenibilidad y futuro.

Hablar de alimentación hoy es hablar de mucho más que de lo que llega al plato. Es hablar de ciencia, sostenibilidad, territorio, salud y futuro, pero también de las historias que ayudan a entender un sistema complejo y en plena transformación. En ese cruce entre información, impacto social y mirada a largo plazo se mueven los Premios EIT Food de Periodismo, una iniciativa que desde hace siete años reivindica el valor del buen periodismo agroalimentario en la conversación pública.

Al frente de esta iniciativa está Ada Aparicio Ortúñez, Directora de Comunicación de EIT Food en el Sur de Europa, con quien hablamos sobre la evolución del galardón, su dimensión europea y el papel del periodismo como motor de cambio en uno de los sectores más estratégicos del presente y del futuro.

Los Premios EIT Food de Periodismo cumplen ya siete ediciones. ¿Por qué era necesario crear un galardón específico para el periodismo agroalimentario y qué papel juega hoy en la agenda pública?

    La respuesta rápida sería porque el sistema agroalimentario está en el centro de algunos de los grandes retos de nuestro tiempo: sostenibilidad, salud, innovación, territorio o seguridad alimentaria.

    Hace siete años vimos claramente que hacía falta un espacio que reconociera el periodismo riguroso, especializado y con mirada de futuro, capaz de explicar esa complejidad a la sociedad. Hoy, más que nunca, el periodismo agroalimentario y todo aquello que aborda los retos de la cienca juega un papel clave en la agenda pública: ayuda a tomar decisiones informadas, combate la desinformación y conecta la innovación con las personas.

    Y además, porque nos encanta premiar las buenas historias.

    En estos siete años, ¿cómo ha evolucionado el premio en términos de participación, formatos y nivel de los trabajos presentados? ¿Qué señales os indican que se ha consolidado como un referente?

      La evolución ha sido muy clara y muy positiva. Hemos visto crecer la participación, desde inicios cercanos mucho más tímidos a un interés proactivo por parte de los profesionales. Además, se han diversificado  los formatos —prensa escrita, digital, audiovisual, podcast— y, sobre todo, se ha elevado de forma notable el nivel de profundidad, análisis y calidad narrativa de los trabajos. Esto es algo que este año he podido comprobar en primera persona, siendo parte del jurado de expertos y profesionales que han evaluado todos los trabajos.

       Y sin duda hay que llamar la atención sobre el hecho de haber recibido ya más de 490 trabajos solo en España, y de contar cada año con jurados de gran prestigio que se prestan a formar parte de estos premios. Todo ello confirma que el premio se ha consolidado como un referente para el sector y para el periodismo especializado, y nos hace sentirnos realmente orgullosos.

      Si miramos a los trabajos premiados a lo largo de las distintas ediciones, ¿qué tipo de narrativas y enfoques periodísticos son los que EIT Food busca impulsar y poner en valor?

      Buscamos un periodismo que vaya más allá de la noticia puntual y apueste por el contexto, el impacto y las personas. Valoramos especialmente las narrativas que conectan la innovación agroalimentaria con la vida real: el territorio, los productores, los consumidores, la ciencia o el relevo generacional. Nos interesa un enfoque crítico, pero constructivo, que explique los desafíos sin simplificarlos y que ayude a entender por qué la transformación del sistema alimentario es una oportunidad para toda la sociedad.

      Los premios han traspasado fronteras y hoy se celebran también en países como Italia, Grecia o Portugal. ¿Qué aporta esta dimensión internacional al ecosistema del periodismo agroalimentario europeo?

      Para mi, particularmente, lo aporta todo. Incorpora una mirada europea compartida, algo fundamental cuando hablamos de retos que no entienden de fronteras. La dimensión internacional permite identificar puntos en común, intercambiar enfoques periodísticos y visibilizar realidades locales dentro de un marco europeo. Tambiér descubrir particularidades y, sobre todo, buenos periodistas.

      Pero al final, lo más importante es que refuerza una comunidad de periodistas y profesionales especializados que contribuyen a construir un relato más sólido, diverso y coherente sobre el futuro del sistema agroalimentario en Europa. Que nos acerca a la problemática real y a soluciones a veces sobre las que ni siquiera habíamos reflexionado.

      Más allá de reconocer a los ganadores, ¿qué oportunidad representan estos premios para los medios y periodistas a la hora de generar contenidos con impacto social, medioambiental y de futuro?

      Yo creo que su mera existencia les aportar reputación y sobre todo reconomiento. En mi opinuón representan una invitación clara a mirar el sector agroalimentario con ambición periodística. Los premios animan a los medios y a los profesionales a invertir tiempo, investigación y creatividad en historias que generan impacto social y medioambiental real. También abren la puerta a nuevas audiencias interesadas en sostenibilidad, innovación y futuro, demostrando que estos temas no solo son relevantes, sino también periodísticamente muy atractivos.

      La edición de 2025 se ha celebrado en la Asociación de la Prensa de Madrid y pone el foco en el relevo generacional del sector. ¿Por qué es tan relevante abordar este tema desde el periodismo y la comunicación?

      Es sencillo contestar: esto es así porque sin relevo generacional no hay futuro para el sistema agroalimentario.

      El periodismo tiene la capacidad —y la responsabilidad— de visibilizar este desafío desde una mirada humana, económica y social. Contar las historias de jóvenes que innovan  que vuelven al campo -como nuestra viticultora Carmen-  o que transforman la cadena alimentaria ayuda a romper estereotipos y a generar referentes. La conversación y el interés de las instituciones en este ámbito va a trabajar este tema de manera intensa en los próximos años. Y para todo ello, la comunicación es clave para atraer talento, inspirar vocaciones y situar este debate donde debe estar: en el centro de la conversación pública.

      Después de siete ediciones y más de 490 trabajos recibidos en España, ¿qué balance hacéis desde EIT Food y qué os gustaría que periodistas y medios entendieran sobre el valor de contar bien la innovación agroalimentaria?

      El balance global no puede ser más positivo y, sobre todo, ilusionante. Hemos comprobado que existe – y le hemos dado luz- un periodismo agroalimentario comprometido, de calidad y con enorme capacidad de influencia. Nos gustaría que periodistas y medios entendieran que contar bien la innovación agroalimentaria no es un tema sectorial, sino una forma de hablar de futuro, de sostenibilidad, de salud y de cohesión social. Cuando estas historias se cuentan bien, generan conocimiento, confianza y cambio. Y al menos en mi ADN no puede haber otra cosa más atractiva que alguien me enganche con una buena historia y me haga aprender, soñar y avanzar en cualquier ámbito.



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