Las redes sociales imponen estándares irreales que dañan la autoestima y distorsionan la forma en que muchas personas perciben su propio cuerpo.

Hoy en día, basta con abrir Instagram o TikTok para sentir que todos tienen el cuerpo “perfecto”. Piel impecable, cintura de avispa, glúteos de acero y sonrisas que no conocen los lunes. Y claro, uno se pregunta: ¿Y yo?

En México, casi 100 millones de personas usan redes sociales a diario, la exposición a esos cuerpos idealizados puede ser abrumadora. La información del Instituto Nacional de Salud Pública, cerca del 80% de los adultos viven con sobrepeso u obesidad, aún así, la presión digital por encajar en ese molde digital no termina.

El problema es que, muchas veces, ese molde ni siquiera existe. Está filtrado, editado, posado. Pero eso no impide que, al ver esas fotos, uno se sienta insuficiente. Lo cierto es que muchísima gente, como profesionales, estudiantes, mamás, estudiantes de prepa… Se comparan con estándares imposibles, sin saber que están viendo una ilusión bien producida.

¿Por qué las redes pegan tanto en la autoestima?

Las redes sociales tienen algo tramposo: muestran solo lo bonito. Y eso es peligroso cuando hablamos del cuerpo. En TikTok o Instagram, los influencers fitness aparecen todos los días con abdominales marcados, dietas mágicas y frases como “si yo puedo, tú también”. Pero no cuentan que hay genética, ediciones, horas de gimnasio y hasta cirugías detrás.

Esto genera un fenómeno muy común: la comparación constante. Según una encuesta del Instituto Mexicano de la Juventud, 3 de cada 5 jóvenes han sentido que su cuerpo “no es suficiente” después de usar redes sociales.

¿Ejemplos? Una chica ve un video de alguien que perdió 10 kilos en un mes y piensa que su progreso es lento. O un chavo se siente mal porque no tiene los músculos de ese influencer que aparece con una luz perfecta y cero panza. Incluso madres recientes llegan a sentir culpa por no recuperar su figura “rápido”, como lo muestran tantas celebridades.

Ese tipo de comparación diaria puede desencadenar ansiedad, baja autoestima y hasta trastornos de la conducta alimentaria.

¿Qué puedes hacer para cuidar tu relación con tu cuerpo?

Nadie dice que dejes las redes. Pero sí puedes hacer ajustes para que no te pasen factura emocional.

1. Limpia tu feed

Deja de seguir cuentas que te hagan sentir mal contigo. Hay muchísimos perfiles que promueven cuerpos reales, salud integral y mensajes positivos. Llena tu espacio digital de gente que te inspire sin presionarte.

2. Recuerda, lo aspiracional no es igual a real

Admirar algo no significa que debas copiarlo. Está bien inspirarse, pero sin perder de vista tu realidad, tu cuerpo y tus tiempos.

3. Ponle límites al scroll

¿Ya notaste cuánto tiempo pasas comparándote? Intenta reducir tu uso diario o establecer horarios para evitar caer en el espiral de “una historia más”.

4. Practica el autocuidado real

Dormir bien, moverte, comer lo que te nutra y hablarte bonito frente al espejo son formas reales de quererte. No necesitas validación externa para sentirte valioso.

¿Y si necesito ayuda para bajar de peso?

Aquí es donde hay que ser claros: no todos los cuerpos funcionan igual. Hay personas que, pese a intentarlo, no logran cambios sostenibles. Y ahí, buscar apoyo profesional no es rendirse, es cuidarse.

Una opción segura y respaldada por especialistas es el Balón Spatz. Este método no quirúrgico se coloca dentro del estómago y ayuda a reducir el apetito. Lo interesante es que va acompañado de seguimiento médico, asesoría nutricional y apoyo psicológico. No es una solución mágica, pero sí una herramienta útil para quienes necesitan un empujón. Es para quienes han intentado ya muchas otras formas y no han obtenido resultados.

Además, a diferencia de otros métodos, este balón gástrico es ajustable. Esto permite que el tratamiento se adapte a tus necesidades a lo largo del tiempo, bajo supervisión médica, lo cual garantiza mayor seguridad y mejores resultados.

Construyendo una relación sana con tu cuerpo

Al final del día, no se trata solo de bajar de peso ni de verse bien en fotos. Se trata de sentirte bien contigo, con tu energía, con tu salud y con cómo vives.

Estos son algunos hábitos que te pueden ayudar:

  • Come con conciencia: No se trata de castigos ni dietas extremas. Se trata de entender qué te cae bien, qué te nutre y qué disfrutas.
  • Muévete por ti por tu salud, no por la báscula: Encuentra una actividad que te guste. Puede ser caminar, nadar, bailar o andar en bici.
  • Duerme lo suficiente: El descanso afecta todo: desde tu estado de ánimo hasta tu apetito.
  • Busca apoyo emocional: A veces, lo que pesa no está en el cuerpo, sino en la mente. No tengas miedo de pedir ayuda.

Tu valor no está en una foto

Las redes sociales seguirán mostrando cuerpos “perfectos”. Pero tú puedes decidir cómo te relacionas con eso. No necesitas parecerte a nadie más para tener valor. Tu cuerpo no necesita filtros, necesita respeto, descanso y atención.

Si alguna vez sientes que no puedes solo, busca ayuda. Ya sea con un profesional de salud, un terapeuta o un método clínico seguro como el balón gástrico. Lo importante es que el camino que elijas sea tuyo. No de las redes. No de la presión externa.

Porque al final, no se trata de caber en un molde digital, sino de sentirte bien en tu propia piel.



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