
La nueva consejera delegada de ABN Amro, Marguerite Bérard (París, 47 años), tiene unos ojos de un azul pálido, casi gris, ese tono que en los países calurosos a veces se asocia con cierta exclusividad. No desentonan en una directiva que prácticamente nació con un currículum vitae impecable y que dejó Francia en cuanto vio que su camino hacia el número uno empezaba a torcerse.
Las acciones del banco que dirige Bérard acaban de alcanzar su precio más alto desde que salió a Bolsa en 2015. El salto se produce después de que anunciara un plan de reestructuración que incluye recortar 5.200 empleos y mejorar la rentabilidad del grupo. La estrategia, presentada siete meses después de su llegada desde BNP Paribas, es uno de los cambios más ambiciosos que ha vivido ABN Amro desde que volvió al mercado hace una década, tras haber sido rescatado durante la crisis financiera. En la Bolsa de Ámsterdam, los títulos llegaron a subir un 6,5% en un solo día, y acumulan más de un 90% de revalorización en lo que va de año, muy por encima del promedio del sector bancario europeo.
Bérard, a quien la gente cercana llama Margot, sucedió a Robert Swaak en abril y se convirtió en la primera mujer al frente del banco. Se ha casado dos veces y tiene dos hijos de su primer matrimonio. Exfuncionaria y asesora de Nicolas Sarkozy, trabajó cinco años en BPCE antes de fichar por BNP Paribas, donde se encargó de mejorar el rendimiento de la banca minorista mediante recortes de costes, con resultados desiguales. Abandonó la entidad de forma abrupta en marzo, aunque en el sector algunos la veían como la clara sucesora del consejero delegado, Jean-Laurent Bonnafé. Ella no quiso esperar.
Bérard creció en la élite política y empresarial francesa. Tiene un apellido reconocido. Su abuelo paterno y sus padres estudiaron en la prestigiosa École Nationale d’Administration (ENA). El padre fue prefecto de Nord-Pas-de-Calais, mientras que su madre formó parte del equipo del primer ministro Raymond Barre y de la ministra de Sanidad Simone Veil.
La hija estudió Economía y Administración Pública en el Instituto de Estudios Políticos de París y posteriormente en la Universidad de Princeton. A partir de 1999, continuó su formación en la ENA, donde se graduó con la mejor nota de su promoción en 2004. De su cohorte surgió, entre otros, el actual presidente francés, Emmanuel Macron. Bajo su liderazgo, la promoción presentó al director, durante la ceremonia de graduación, una crítica de 20 páginas del programa de estudios. Según ellos, la ENA producía principalmente una élite de funcionarios públicos desconectada de la vida cotidiana.
Bérard se convirtió en inspectora financiera, tras lo cual ejerció, entre otras funciones, como asesora del presidente Nicolas Sarkozy y como jefa de gabinete del ministro de Trabajo. En 2012, se incorporó al sector privado. En el banco fusionado Banque Populaire-Caisse d’Épargne (BPCE), asumió la responsabilidad de estrategia y asuntos jurídicos, justo por debajo del consejo de administración, antes de ser ascendida a la misma cartera en 2016.
En 2018, se incorporó a BNP Paribas, el mayor banco de Francia, donde asumió la responsabilidad de las operaciones minoristas nacionales. En este puesto, supervisó a 28.000 empleados y 1.870 sucursales, más de los 20.000 empleados a tiempo completo y las 25 sucursales que ABN Amro tiene actualmente. Su función en BNP: digitalizar y optimizar las operaciones. Una exempleada del banco francés, citada por un medio holandés, la describe así: “Es una gerente muy completa. Sabe cómo fijar un nivel de exigencia alto en ambos frentes. Además, gestiona con éxito a grandes clientes y tiene un conocimiento bancario muy sólido”.
Su salida fue una sorpresa. BNP se limitó a señalar que Bérard dejaba el cargo para dedicarse a “proyectos profesionales en otro lugar”. En los círculos empresariales parisinos circuló el rumor de que, a ojos del director general del grupo, Bonnafé, su nombre empezaba a sonar demasiado a menudo como posible sucesora, según el mismo medio holandés.
Stéphane Boujnah, CEO de Euronext, aseguraba que Bérard no tendría dificultades para integrarse en Países Bajos, aunque aprender el idioma no fuera inmediato. “Conozco los matices culturales entre Francia y Países Bajos. Bérard es muy directa”. Y añade, entre risas: “En cierto modo, incluso es holandesa. Creo que encajará a la perfección”. Boujnah considera que la elección de Bérard por parte de ABN Amro fue una decisión valiente, al ser la primera mujer al frente de un banco de consumo neerlandés y una de las pocas que dirigen una gran entidad en Europa. Pero, para él, no hubo nada arriesgado en el nombramiento: “Es simplemente una de las mejores líderes, una banquera excelente”.
La llegada de Bérard a ABN Amro se produjo en un momento clave para el banco, que todavía arrastra las consecuencias de errores cometidos hace casi 20 años. En 2007, el banco fue comprado por un consorcio liderado por Royal Bank of Scotland (RBS) por unos 71.000 millones de euros, en una operación desmesurada que acabó mal. RBS colapsó al año siguiente y tuvo que ser rescatado por el Gobierno británico. La parte neerlandesa de ABN fue separada y nacionalizada por Países Bajos, que invirtieron 25.000 millones para mantenerla a flote. Desde entonces, el banco ha operado bajo fuerte control público, con una imagen de institución prudente y algo inmóvil.
Ese capítulo parece empezar a cerrarse. En septiembre, el Estado redujo su participación en el banco al 20%. Pero ABN aún es percibida como una entidad grande, algo rígida y poco agresiva comercialmente. El nuevo plan de Bérard quiere romper con esa inercia. El objetivo es claro: alcanzar una rentabilidad sobre el capital de al menos el 12% en 2028 y reducir los costes hasta que no superen el 55% de los ingresos. Es decir, que el banco gane más con lo que tiene y gaste mucho menos para conseguirlo.
Por ahora, el anuncio ha tenido efecto: las acciones han subido con fuerza y el mercado ha aplaudido la dirección marcada. Bérard parece haber tomado el control con paso firme, y todo indica que seguirá durante años como una de las figuras clave del panorama empresarial europeo. Viene de lo más alto, pero ha demostrado que también tiene ambición propia.
Memoria e historia
En 2019 escribió Le siècle d’Assia, una obra que reconstruye la historia de su abuelo, un judío ruso que huyó a Francia antes de la Segunda Guerra Mundial. El libro mezcla memoria familiar con historia europea.































