El consejero delegado de Telefónica, Emilio Gayo, reconoció que la significativa caída bursátil experimentada por la compañía –una depreciación del 15,4% hasta el cierre del mercado del este martes– tras la presentación de su nuevo Plan Estratégico 2026-2030 era un “escenario previsible”. No obstante, Gayo insistió en la necesidad de que la compañía se “abstraiga” de este impacto inmediato, que consideró una consecuencia natural de las “decisiones complejas” adoptadas en el marco de un profundo proceso de transformación, porque el objetivo primordial es mantener una visión enfocada en el medio y largo plazo.

“Es evidente que la primera recepción ha sido con una caída de la acción. Cuando haces un proceso de transformación, tiene implicaciones. Nosotros sabíamos que podía ocurrir, era un escenario previsible”, afirmó durante su participación en el foro Metafuturo de Atresmedia.

A pesar de estas caídas en Bolsa, el consejero delegado presentó una ambiciosa visión de futuro, para que Telefónica se convierta en “la Harley-Davidson de las telecos” y en “la marca más querida” de España. Un ejemplo un poco singular si se tienen en cuenta las serias dificultades financieras por las que atraviesa desde hace una década el icónico fabricante estadounidense de motos, y que le ha llevado a vender este verano parte de su sede histórica en Milwaukee a la destilería Central Standard Craft para ahorrar costes.

Gayo explicó que la magnitud de los cambios en Telefónica -incluyendo modificaciones en el accionariado, equipos directivos y la visión geográfica- implica que las decisiones tomadas tendrán necesariamente un impacto a corto plazo. El foco, sin embargo, está en consolidar una empresa que, si bien no puede ignorar el corto plazo por ser una cotizada, oriente su estrategia hacia un horizonte temporal más amplio. “El perfil de los inversores te va cambiando y eso tiene esas turbulencias, hay que intentar abstraerse un poco y mantener tu visión a medio plazo y ser constante”, señaló.

El impacto en el valor de la compañía ha sido notable: la cotización pasó de 4,29 euros por acción al cierre del 3 de noviembre, en vísperas de la presentación del plan, a 3,63 euros al cierre de este martesreflejando la mencionada caída del 15,4%. La acción cae otro 2% a media sesión de este martes. Esta depreciación se tradujo en una reducción de la capitalización bursátil cercana a los 3.500 millones de euros.

Según Gayo, el sector de las telecomunicaciones a menudo ha complicado la vida de los clientes, algo que la compañía se propone corregir para ser vista no solo como la mejor teleco, sino como la que presta los mejores servicios integrales. “Queremos convertirnos en la mejor operadora en esos campos en los que estemos. En el lado del crecimiento orgánico, hemos hecho un plan realista, se apoya en seis pilares, tres que tienen que ver con el cliente y otros tres que son habilitadores. Creemos que Telefónica, con este plan, puede llegar a convertirse en una de los grandes operadores del mundo y que contribuyamos al desarrollo tecnológico en Europa”, ha indicado.

Regulación europea

Finalmente, Gayo se mostró optimista respecto al contexto regulatorio europeo. Confió en que la multinacional podrá potenciar sus inversiones y redes con el respaldo de una mejora en la política sobre consolidaciones del sector. A su juicio, la Comisión Europea está mostrando señales de que “la vieja Europa se está moviendo” hacia una postura más favorable a las fusiones tras los informes Draghi y Letta, aunque reconoció que estos cambios no se materializarán en el “cortísimo plazo”.

“Las leyes de competencia que rigen Europa buscan otros objetivos de desarrollo del consumidor. Estos impiden que ocurra esto otro que también es necesario. Hemos construido un plan con el que poder anticiparnos. Ese plan tiene varias áreas”, añadió.

El consejero delegado de Telefónica no dejó pasar la ocasión para volver a reiterar el mensaje de que mientras que en mercados como China y Estados Unidos tres operadores cubren al 97% de los clientes móviles, en Europa existen 38. Esta extrema fragmentación, afirmó, impide alcanzar las economías de escala que requiere un negocio caracterizado por elevadas inversiones en infraestructura.

“Para hacer algo tienes que hacer grandes inversiones. Mientras en EE UU las operadoras invierten una media de 11.000 millones de euros anuales en redes, y 6.000 millones en China, en Europa son 700 millones”, insistió.

La nueva hoja de ruta de Telefónica implica una serie de medidas de calado que buscan la eficiencia y la reestructuración financiera. Una de las decisiones más sensibles para los inversores es la reducción a la mitad del dividendo para el año 2026, estableciéndolo en 0,15 euros por título. Para los ejercicios 2027 y 2028, la retribución al accionista dejará de ser fija y se establecerá en un rango entre el 40% y el 60% del flujo de caja libre, ligándose directamente al desempeño de la compañía.

El plan contempla lograr una eficiencia que permita recortar hasta 3.000 millones de euros hasta 2030 (2.300 millones en 2028). Dentro de estas medidas, se incluye la implementación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), cuya magnitud exacta se dará a conocer la próxima semana.



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