El mercado cripto se ha quedado en el limbo. A poco menos de dos semanas de su histórica caída, cuando las tensiones comerciales entre EE UU y China hicieron que se evaporaran hasta 19.000 millones de dólares (unos 16.300 millones de euros) en un solo día, los activos digitales cotizan sin rumbo. Un contexto plagado de incertidumbres (economía, geopolítica, banca regional en EE UU) parece haber embestido de lleno a los activos de más riesgo como las criptos, a pesar de que las Bolsas mantienen el tono en zona de máximos. El mercado de activos digitales tradicionalmente más propenso a las apuestas fuertes y arriesgadas, va por su cuenta y parece adentrarse en el otoño cripto.

El golpe de hace dos semanas todavía pesa en el ánimo de los inversores, que temen una reedición de la espiral bajista desatada en el mercado de futuros, pues las fuertes caídas del valor de los activos exigieron el depósito de garantías para las posiciones más especulativas, lo que provocó una cascada de liquidaciones automáticas. Bitcoin, que estuvo a punto de perder la barrera psicológica de los 100.000 dólares, está estancado ahora entre los 109.000 y los 111.000 dólares, hasta un 13% por debajo de sus máximos de agosto. No obstante, su desplome ha sido limitado respecto al de otros activos: esto se debe a que, pese a su elevada volatilidad y riesgo, cada vez más inversores institucionales lo mantienen en cartera, desde gestoras hasta bancos pasando por empresas que lo acumulan en sus reservas, lo que mitiga las fuertes fluctuaciones de precios al alza y a la baja.

Evolución de las principales criptomonedas en el año (Líneas)

La peor suerte se la llevaron las altcoins, activos menos líquidos, principalmente en manos de minoristas y donde el componente especulativo es mayor: casi ninguna se escapa de las caídas en los últimos siete días, borrando parte de las ganancias acumuladas en unos meses de fuerte euforia entre los activos digitales. Aquí es donde la herida es más profunda: un índice ponderado por capitalización realizado por Bloomberg que sigue a los 50 tokens más pequeños cotiza en niveles inferiores a los mínimos de la era FTX de 2022, apuntando a una moderación del apetito por el riesgo y a una retirada del capital especulativo del universo digital.

Los analistas de mercado coinciden en que este episodio representa la mayor limpieza que ha vivido el mercado. Javier Molina, analista de eToro, considera que estas caídas están actuando como un filtro natural “donde el capital abandona lo narrativo y se concentra en proyectos con uso real. Esta limpieza es estructural y necesaria para que el mercado institucional crezca sobre cimientos sólidos”. Un ejemplo son ethereum y solana. Ambos tokens están sufriendo el clima negativo en el mercado, con caídas de entre un 6% y un 15% en el último mes pero, pese a estos descensos, tienen la ventaja de que sus sistemas de blockchain podrán beneficiarse del desarrollo de esta tecnología en el ámbito financiero, pues las iniciativas de tokenización de activos necesitan una red (con su correspondiente moneda) sobre la que trabajar. “Ethereum por regulación y ecosistema. Solana por rendimiento técnico. A medio plazo, ese rol como infraestructura debería reflejarse en los precios, aunque la correlación no sea inmediata”, insiste.

El sentimiento hacia los ETF también parece haberse enfriado. El iShares Bitcoin Trust de BlackRock, con 88.000 millones de dólares en activos (unos 76.000 millones de euros), registró más de 400 millones en salidas a lo largo de cinco sesiones, poniendo fin a una racha de 10 días de entradas. Su contraparte de ethereum (ETHA) vio más de 260 millones retirados en dos días, según datos de Bloomberg. Para Manuel Pinto, analista de mercados, estos movimientos revelan mayor cautela por parte de los inversores, especialmente aquellos sensibles a las fluctuaciones de los datos de liquidez e inflación y que están a la espera de mayor claridad por parte de la Fed y del cierre del gobierno en EE UU. En cambio, Molina apunta a una toma de beneficios tras un rally muy fuerte. “No hay salida estructural del activo, solo gestión táctica de exposición”, incide.

Los futuros tampoco muestran señales de recuperación: los inversores mantienen posiciones cortas en bitcoin, es decir que se esperan caídas en el mercado. En cambio, en los mercados de opciones se registra baja volatilidad, una señal de que no se esperan grandes movimientos de precios.

La incógnita es si el mercado se está adentrando a un otoño cripto, es decir, una fase de enfriamiento en la que los precios dejan de subir, el entusiasmo que se reduce y los inversores se vuelven más cautelosos. Para Molina se trata de una estación de maduración. “El exceso se ha purgado, y quedarán los proyectos con base real y adopción institucional”, asegura. Más que debilidad, habla de una pausa técnica, aunque alerta de que, si la renta variable cae, las criptos podrían verse arrastradas, por su elevada correlación con los índices estadounidenses.

Pinto, por su parte, cree que empieza ahora un periodo de consolidación, especialmente para bitcoin, que todavía se encuentra saliendo del susto ante una liquidación sin precedentes. Si bien este episodio pone de manifiesto que la criptomoneda pionera sigue siendo más volátil que la Bolsa, por otro lado su caída moderada respecto al resto de activos refleja que su proceso institucionalización está en marcha. La especulación que en el pasado impulsaba sus movimientos parece haberse atenuado. Así, para los traders en busca de beneficios rápidos, ha perdido parte de su atractivo, al no haber fuertes oscilaciones de precios que antes podían aprovechar para engordar sus ganancias a golpe de clics.



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