Los fondos de inversión que están en el capital del Banco Sabadell son una pieza clave en la opa lanzada por el BBVA. Su aceptación o rechazo de la oferta inclinará el fiel de la balanza. Pero no todos son iguales. Más del 10% del capital del Banco Sabadell está en manos de fondos indexados. Este tipo de vehículos tiene el mandato de seguir la evolución de un determinado índice bursátil —sea el Ibex 35 o el Stoxx 600—. Mientras el Sabadell siga estando en esos índices de referencia para los fondos, sus gestores no pueden acudir a la opa, incluso en el caso en que hubiera una mejora de la oferta.

Los fondos indexados surgieron hace 54 años bajo la premisa de que era más barato y rentable invertir siguiendo un índice bursátil que hacerlo en función del criterio de un gestor de activos. Los grandes jugadores mundiales son BlackRock (a través de su marca iShares), DWS (una gestora controlada por Deutsche Bank), Vanguard, Amundi y State Street. Todos ellos están presentes en el accionariado del Sabadell. También BNP o Santander tienen fondos indexados de Bolsa española. Incluso BBVA tiene fondos que replican la evolución del Ibex y deben mantener en cartera las acciones del Banco Sabadell.

Entre todas estas gestoras destaca BlackRock, máximo propietario del banco catalán, con un 7% del capital. Pero esta participación no es monolítica. De acuerdo con las bases de datos de Bloomberg, la gestora norteamericana controla acciones a través de 107 vehículos de inversión distintos, registrados en Irlanda, Reino Unido, Luxemburgo o Suiza.

Aunque una parte de esos fondos de BlackRock sí que son fondos activos y sus gestores pueden decidir si aceptan la propuesta de compra del BBVA, la mayoría son fondos indexados. En ellos el gestor tiene las manos atadas. En cualquier caso, “Blackrock no toma una decisión centralizada en este tipo de operaciones”, apuntan fuentes cercanas a la firma.

En los fondos indexados de BlackRock, que superan el 4% del capital del Sabadell, la decisión de acudir a la oferta la toma el equipo de fondos cotizados e inversiones indexadas (EII, por sus siglas en inglés), “pero es una decisión de gestión de cartera, no de gobernanza”, explican. Su principal criterio es la composición del índice. Si el valor opado sigue en el índice al que sigue el fondo, no se puede vender.

En estas situaciones, BlackRock actúa como gestor pasivo, “no como parte activa en la toma de decisiones corporativas”, aclaran estas mismas fuentes. No hay influencia de intereses políticos ni estratégicos en la decisión. Una llamada de última hora desde Madrid a Larry Fink, el presidente ejecutivo, no va a cambiar nada.

Siguiendo el índice

Un índice bursátil no es más que una fórmula matemática que sintetiza la evolución de una Bolsa o un sector. Se definen sus integrantes, se establece si se incluyen o no dividendos, el porcentaje de capital en negociación que debe tener una cotizada para mantenerse en el índice… Después, su creador (MSCI, S&P, FTSE…) va publicando la evolución del indicador y revisando periódicamente qué empresas salen o entran del selectivo. Cuando los índices ganan prestigio, las gestoras de fondos lanzan vehículos que tratan de replicarlos y pagan un canon a los creadores.

César Muro es el responsable de ventas en España de Xtrackers (la marca de fondos cotizados e indexados de DWS, que tiene el 1,3% del Sabadell) y una de las personas que mejor conoce cómo funcionan estos vehículos. “Nosotros no entramos en esta guerra, porque tenemos que ceñirnos a los índices. Tan solo si la opa sale adelante y el Sabadell es excluido del Ibex, los fondos que lo siguen tendrían que vender”, explica.

El margen de maniobra de los indexados es mínimo. Hay algún supuesto en que sí que podrían vender las acciones. Por ejemplo, en caso de que del BBVA fuera acaparando muchas acciones y el capital en circulación (free float, en jerga) del Sabadell se redujera tanto que no cumpliera con los parámetros de un determinado índice. En ese caso, los gestores del fondo indexado podrían anticiparse a la decisión de exclusión del banco del índice y vender antes, si creen que así beneficiarán a los partícipes del vehículo.

BBVA ha fijado como condición para que la opa salga adelante alcanzar el 50% de los derechos de voto, lo que excluye el 0,5% de acciones del Sabadell que controla la propia entidad, la llamada autocartera. El banco se ha guardado, en sus comunicaciones a los supervisores, la posibilidad de seguir adelante por debajo de ese límite, si consigue al menos un 30%, una opción que en todo caso, de momento, descarta.

Las opciones de convencer a accionistas son limitadas. Además de los fondos indexados, hay otros jugadores que operan de forma similar. Es el caso del fondo soberano de Noruega —con un 2,3% de las acciones del Sabadell— y que invierte siguiendo muy de cerca la composición de los índices. “Decidiremos bajo estrictos criterios financieros”, explicaba a este periódico su número dos, Trond Grande. Otro de los grandes accionistas que el BBVA tiene en contra es el grupo asegurador Zurich —con casi un 5% de las acciones—. La compañía es el socio histórico del Sabadell en materia de seguros y fondos de pensiones y, en caso de prosperar la compra por parte del BBVA, perdería esta alianza.

Además, los miembros del consejo de administración del Sabadell, con su presidente Josep Oliú a la cabeza, son dueños de otro 4,11% del capital del banco. Oliú ha defendido con uñas y dientes la independencia de la entidad financiera del Vallés y su rechazo a la opa. El 18 de septiembre el consejo deberá emitir un informe sobre la opa, y se espera que siga la línea marcada por Oliú y la alta dirección.

Ante esta situación, la única baza con la que puede jugar el BBVA es seducir a la amplia base de pequeños accionistas y, sobre todo, a los gestores de fondos que no están atados de manos por un índice. De momento, la principal asociación que agrupa a los minoritarios también se ha mostrado en contra.

Tanto la cúpula del Banco Sabadell como la mayoría de los analistas consultados coinciden en que la entidad tiene un amplio recorrido empresarial y bursátil siguiendo en solitario. Además, en el primer semestre de 2026 sus accionistas cobrarán el mega dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros generado con la venta de la filial inglesa TSB a Santander. Un caramelo más para seguir fiel al Sabadell.



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