Los inversores ya se habían acostumbrado a los constantes bandazos de la Casa Blanca en materia comercial, pero les cuesta más digerir la amenaza directa a la independencia de la Reserva Federal. Un día después de que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, confirmara que la Administración Trump trabaja para acelerar el relevo de Jerome Powell, un funcionario de la Casa Blanca ha declarado a Bloomberg que el presidente tanteó a los congresistas republicanos sobre su posible destitución.

Los mercados, que durante buena parte de la sesión habían respondido al castigo del sector de los semiconductores, volvieron la mirada a Washington. Wall Street, que se movía sin rumbo fijo, aceleró las caídas y llegó a ceder más de un 0,5 %. Pero la imprevisibilidad es ya una marca de la actual Casa Blanca: minutos después, Trump aseguró a los periodistas que el despido “es poco probable” y que, por ahora, no hay nada planeado. Los inversores frenaron las ventas, aunque sin mostrar demasiada convicción. Al cierre de los mercados europeos, Wall Street cotiza prácticamente en tablas.

Los constantes ataques a Powell por su negativa a bajar los tipos son vistos como la principal amenaza en un momento en el que el dólar y la deuda, activos refugio en anteriores crisis, ya han quedado tocados por las políticas proteccionistas y el aumento de los desequilibrios fiscales. Los analistas de Mirabaud señalaban a comienzos de mes que la sugerencia de Trump de nombrar al sucesor de Powell antes del final de su mandato podría perturbar la estrategia de comunicación de la Fed y comprometer su independencia. “Los anuncios anticipados corren el riesgo de politizar el papel del presidente de la Fed, socavar la autoridad de Powell y erosionar la confianza del mercado en el compromiso con una toma de decisiones basada en datos”, añaden.

El billete verde, que a lo largo de la mañana registraba pequeños avances, se ha dado la vuelta con los rumores de cambio de sillas y cede un 0,3% en su cruce frente al euro, pero se mantiene por debajo de las 1,17 unidades. Las divergencias de políticas monetaria entre la Fed y el BCE, unido a las mejores perspectivas de crecimiento para el Viejo Continente han dañado el estatus del dólar que en el arranque de año ha firmado su peor balance desde 1973.

Los rumores en torno al futuro de Powell también se dejaron sentir en Europa. El Ibex 35, que durante la sesión llegó a avanzar un más 0,5 %, concluyó la jornada prácticamente plano, con una subida del 0,08 % hasta los 13.885,7 puntos. Por encima del resto destacó Grifols, que repuntó un 4,34 % tras anunciar una inversión de 160 millones de euros en una nueva planta en Lliçà de Vall (Barcelona), con la que ampliará su presencia industrial en España y duplicará su capacidad de fraccionamiento de plasma en Europa. Le siguieron Aena y Solaria, con alzas del 1,87 % y del 0,9 %, respectivamente.

En el lado de las caídas, la peor parte se la llevó Acerinox, que se dejó un 5,3 % al descontar el dividendo que abonará el próximo viernes. No muy lejos se situó ArcelorMittal, con un recorte del 2,7 %.

En una jornada anodina para las Bolsas europeas, las caídas de Renault y ASML acapararon la atención. El fabricante de automóviles francés se desplomó un 18,47% tras emitir un profit warning al cierre de la sesión anterior. Aunque presentó unos resultados por encima de lo esperado, las advertencias de que no logrará tasas de crecimiento en 2026 pasaron factura a ASML, que cedió un 10,4 %. Los analistas esperaban que el trimestre ofreciera cierta visibilidad sobre las perspectivas de la compañía para 2025. Sin embargo, el grupo holandés advirtió de que la incertidumbre geopolítica derivada del actual entorno arancelario sigue lastrando sus previsiones.

BolsasDivisasDeudaTipos de interésMaterias primas



Source link

Artículo anteriorHijo del presidente de la Corte Nacional de Justicia ocupa el puesto de tercer secretario en consulado de Madrid desde septiembre del 2024 | Política | Noticias
Artículo siguienteAlmudena Román deja ING tras más de dos décadas de recorrido