
Telefónica nombrará a Torsten Achtmann como nuevo director global de Relaciones con Inversores de la compañía, en sustitución de Adrián Zunzunegui, que ocupó el cargo hasta finales de abril. El directivo, que pertenece a esta división de Telefónica desde 2021, posee más de 25 años de experiencia en bancos y firmas de inversión como Norges Bank Investment Management, JP Morgan, Fidelity International o Deka Investment. Achtman es además licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Fráncfort (Alemania) y CFA Society Germany.
El nuevo responsable de la relación con inversores deberá convencer a los fondos como BlackRock, Blackstone o Norges o GiC, y a las agencias de analistas como Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan, Citi, UBS o Banco Santander del potencial de la acción en Bolsa. Desde comienzos de este año, la cotización de Telefónica se ha revalorizado cerca del 20%.
El relevo se produce en un momento en el que la compañía acomete la revisión de su plan estratégico cuya presentación está prevista para la segunda mitad del presente ejercicio, según anunció el presidente de la compañía, Marc Murtra. Los últimos movimientos corporativos han ido encaminados a una menor exposición en Hispanoamérica, tras la venta de las filiales de Colombia, Argentina, Perú y Uruguay.
Además, Murtra se ha comprometido a aplicar una “disciplina financiera de hierro” en relación con la reducción de la deuda y la contención de los gastos financieros, y a crear valor para el accionista. Aunque al mismo tiempo, ha reclamado la necesidad de que Bruselas relaje la regulación para que empresas como Telefónica puedan acometer un proceso de consolidación, primero en sus mercados nacionales y luego en Europa.
Esas declaraciones de Murtra han disparado las especulaciones sobre un posible interés de Telefónica por hacerse con Vodafone España, en manos del fondo Zegona desde que en mayo de 2024 se la comprara al grupo británico Vodafone por 5.000 millones. La adquisición de la tercera operadora dispararía de nuevo la deuda financiera de Telefónica que, a cierre de marzo pasado, ascendía a 27.049 millones de euros (35.060 millones incluyendo arrendamientos), y supondría una presión para las agencias de calificación que valoran especialmente un menor apalancamiento.
La salida de Zunzunegui por motivos no aclarados dejó vacante este importante puesto justo en vísperas de que la compañía presentara las cuentas del primer trimestre, periodo en el que presentó unas pérdidas de 1.304 millones de euros, por las minusvalías contables anotadas por la venta de las filiales de Argentina y Perú, que se elevaron a 1.731 millones de euros.































