El IV Observatorio de Marketing Experiencial pone el foco en la tecnología como aliada del impacto emocional y social.

La hiperpersonalización ha dejado de ser una opción, para convertirse en una expectativa. Pero ¿cómo diseñar experiencias que no solo conecten, sino que transformen? Esta fue la pregunta que atravesó el IV Observatorio de Marketing Experiencial, organizado por 4foreverything, donde se abordaron las claves para generar vivencias significativas en un mundo dominado por la inteligencia artificial y los datos.

Martina Nadal: «Los datos por sí solos no bastan»

Martina Nadal, socia y directora de operaciones de Domestic Data Streamers, abrió el encuentro con una frase contundente: «Los datos no bastan si no conectan con las personas». Desde su experiencia, su equipo se dedica a comunicar datos de una manera diferente, transformándolos en emociones y decisiones que generan cambios colectivos.

Uno de los proyectos más poderosos que compartió fue «Decidir», para Oxfam. A través de preguntas íntimas, la campaña personalizaba la desigualdad y generaba un índice de privilegio individual, logrando multiplicar por cuatro el engagement habitual de la ONG. «Escuchar antes de hablar. Esa fue la clave», resumió Nadal.

Otros ejemplos que demuestran cómo la tecnología puede humanizarse y vivirse en primera persona:

  • Stand For – Beefeater: una activación en un festival donde el público respondía sobre su ocio e intereses, que terminó siendo un estudio de mercado espontáneo.
  • Nike ID: en vez de preguntar cómo querían que se vieran sus zapatillas, preguntaron qué querían vivir con ellas. Así, emociones se tradujeron en diseños únicos.
  • MANGO 40 años: los valores compartidos por empleados se transformaron en una escultura de vidrio soplado que cambiaba según la intensidad con la que se vivían esos valores.
  • Synthetic Memories: recuerdos de ancianos reconstruidos con imágenes generadas por IA a partir de relatos orales, que hoy son parte de una terapia oficial respaldada por el Ministerio de Sanidad.

«La inteligencia artificial no está aquí solo para darnos respuestas, sino para ayudarnos a hacernos las preguntas adecuadas», concluyó Nadal, poniendo la empatía en el centro del uso tecnológico.

Pau Garcia-Milà: «La IA no es una herramienta, es una nueva forma de pensar»

Pau Garcia-Milà, experto en innovación y cofundador de Founderz, aportó una mirada pedagógica y desafiante sobre la inteligencia artificial. «Estamos en el año 2 después de la IA, y muchos colegios ya la usan, no en clases de tecnología, sino en Lengua, Arte o Matemáticas», explicó.

Para él, el reto no es prohibir la IA, sino integrarla de forma crítica y ética. Destacó ejercicios escolares en los que alumnos comparan respuestas de diferentes IA, detectan sesgos y contrastan fuentes. «La IA no reemplaza el aprendizaje, lo transforma. Obliga a pensar», sentenció.

A nivel profesional, Garcia-Milà criticó que muchos adultos todavía la ven como «una caja con botones», cuando el verdadero valor está en integrarla en procesos de pensamiento y trabajo. Además, lanzó una alerta ética: «En dos minutos puedo clonar la voz de cualquiera sin su consentimiento, y la mayoría ni sabe que viola el RGPD». Por eso, pidió un compromiso personal con un uso consciente y responsable.

El potencial de la IA: del aula a la sanidad

Para cerrar, Garcia-Milà compartió un caso inspirador: un proyecto con el Hospital La Paz de Madrid que usa inteligencia artificial para calcular el esfuerzo necesario para resolver retos médicos globales. Utilizando la «moneda QALY» (Quality-Adjusted Life Year), miden el coste proyectado de curar enfermedades como párkinson, ELA o malaria.

«Algunas dolencias neurodegenerativas requerirían menos de 10 monedas. Y si el crecimiento exponencial sigue, podríamos erradicar enfermedades como el alzhéimer en 20 años», explicó, abriendo una puerta optimista al futuro.

Tecnología al servicio de las personas

El IV Observatorio dejó claro que la tecnología no es un fin, sino un medio para mejorar cómo vivimos, comunicamos y decidimos. «La IA no viene a quitarnos el trabajo, sino a quitarnos lo que no aporta valor», dijo Garcia-Milà.

Y Nadal remató: «Los datos son solo el punto de partida. Lo que realmente transforma es cómo los traducimos en experiencias que resuenen con las personas».

Un mensaje clave para todas las marcas que quieren ir más allá: no basta con tecnología ni datos, hay que poner el foco en la emoción, la empatía y la capacidad de cambiar realidades.





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